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martes, 19 de agosto de 2014

Para muchos la incertidumbre de que pueda suceder con Isagen no es justa, a mi juicio no solo considero tal incertidumbre absurda con los colombianos, sino también la misma enajenación me parece una de las peores decisiones de política pública en los últimos años, tratándose de vender el control del Estado de esta empresa; los gobiernos del mundo hoy se esfuerzan en trazar perspectivas duraderas para la generación de energía, energías limpias donde no estén en juego los recursos naturales no renovables, es difícil que Colombia pueda tener tal ambición por lo menos en el mediano plazo, lo cierto es que no hay conciencia de lo que tenemos. 

El gas, el petróleo, la Energía eléctrica, y que decir de la nuclear han sido para muchos estados modernos, sectores estratégicos imperturbables e incontrolables por parte de un privado por factores como: el autoabastecimiento, la soberanía, seguridad pública y derechos de los consumidores y usuarios; es un aliciente saber que la enajenación de Isagen se aplaza un año pero no es suficiente, frente a cinco procesos judiciales que se adelantan por el tema con diferente orientación lo más acertado sería dejar esa decisión en manos de la justicia en vista que la administración esta empecinada en cambiar un activo estratégico por carreteras concesionadas a privados.

No es una decisión fácil para la justicia desde luego, tampoco para las partes que han emprendido litigios “estratégicos” en esta causa, pues vale tener en cuenta que la decisión de enajenar activos de la nación por parte de un gobierno de turno, se denomina política pública y si tal decisión esta soportada y tiene un alcance dentro de un rango de políticas públicas de la administración, tal decisión sería casi imposible judicializarla así lo ha indicado en múltiples sentencias el consejo de Estado, es decir ninguna política pública es sujeto de debate en sede judicial, pero como toda norma tiene una excepción seguiremos en el debate procesal.

A ojo de un desprevenido indicaría este, que quienes estamos en la orilla de que la energética no se debe vender, somos unos sofistas de la cosa pública, o simplemente anti neoliberales, y pues no, ni una cosa ni la otra, sencillamente existen razones suficientes que hacen probar que no se debe vender el sector más importante de Colombia, la energía, Isagen produce cerca del 20% de la energía eléctrica del país de la cual casi el 80% de esta se genera por hidroeléctricas, vale recordar que nuestro país se caracteriza por la riqueza hídrica, por ello hoy se firman tantos acuerdos comerciales energéticos entre centro América, sur y el caribe con Colombia.

En la mayoría de los casos la representación legal de estos acuerdos o contratos comerciales de energía, los tiene Isagen; al igual vale la pena resaltar que nuestra ley de energía es de los años noventa y desde entonces no se toca dicha norma, la cual entre otras mantiene una liberalidad de precios no regulados en el mercado mayorista es decir, entre Isagen y el sector industrial, energía que se transa por grandes cantidades y bajo contratos de largo plazo, la pregunta sería: ¿si al sector industrial le convendría hablando de precios de mercado energético, que esas pautas de liberalidad de precios del mercado no regulado las marcara un privado extranjero?

Desde luego que no, entonces la inconveniencia de la enajenación no es solo por asuntos de valoración, por asuntos de manejo ambiental en donde están las centrales de la compañía, tampoco porque hoy los niveles de los embalses sean precarios y no se excluya un racionamiento, tampoco que la política energética fracaso, hablando del cargo por confiabilidad; sencillamente vender Isagen haría todo más caro no solo para el mercado domiciliario regulado, sino para el sector productivo e industrial haría sencillamente oneroso con mayúscula su normal operación.