Impuestos o consumo, he ahí el dilema

La economía colombiana viene desde hace poco más de un año mostrando una tendencia a la desaceleración que se acentuó en la segunda mitad de 2012.

Este comportamiento sin embargo, se había dado sin afectar fuertemente el consumo agregado, con tendencias encontradas entre el gasto en bienes durables que se ha desacelerado fuertemente y el gasto en servicios y bienes no durables que había mantenido una buena dinámica.

En el caso del consumo de bienes durables la explicación más simple a su comportamiento tiene que ver con el grado de endeudamiento que mostraban los hogares y el peso que ello tiene sobre su flujo de caja mensual, en este orden de ideas, los hogares iniciaron un proceso de des apalancamiento lento, que no se ha reflejado plenamente en las cifras de crédito que aun muestran expansiones de dos dígitos.

Sin embargo, la pregunta central es qué puede pasar en 2013 con el consumo. En este sentido indicadores líderes como la confianza del consumidor de Fedesarrollo o la bitácora de Fenalco apuntan a que el año no inicia con pie firme en consumo.

La gran pregunta es a qué se debe este comportamiento.

La respuesta parece aún esquiva, puesto que se le puede atribuir a varios frentes, al menos desde el plano teórico. Entre ellos la desaceleración en la creación de empleo, el incremento menos fuerte en el ingreso en el último año, la percepción de inseguridad reportada en algunas encuestas o incluso temas de incertidumbre política. Difícilmente puede uno atribuirlo a factores externos, toda vez que el consumo en Colombia históricamente ha respondido más fuertemente a los factores internos que externos.

Con esto en mente, un análisis adicional puede ayudar a dar alguna luz sobre el tema.

En los últimos meses, los hogares han incrementado su tenencia de tarjetas de crédito, y a la vez se observa un incremento en los créditos otorgados, lo que puede estar indicando que los hogares están altamente endeudados y han tratado, al menos parcialmente, de pagar deudas con nuevas deudas.

Este es un síntoma que el flujo de caja para el hogar promedio no es muy favorable y lleva a un apretón en gastos, especialmente aquellos considerados de lujo. Pero en este comienzo de año al flujo de caja complicado que muestran los hogares se suma un evento que no tenían previsto: ¡impuestos!

Los impuestos a las propiedades, predial y valorización, y la incertidumbre sobre la reforma tributaria probablemente han llevado a los hogares a iniciar un proceso de ahorro precautelativo, tratando de ajustar por donde sea posible los gastos para honrar estas cargas.

Cabe recordar que el incremento en el predial en algunos casos alcanzó 50% y el impuesto de valorización que aún se discute para Bogotá implica una carga elevada. Esta situación puede estar contribuyendo a explicar en buena medida la desaceleración en el comercio de comienzo de año y puede mantener su afectación en buena parte de 2013.

Ahora bien, los impuestos son una transferencia (pasa de unas manos a otras) y por ende no debería implicar una desaceleración agregada en la economía, debería verse entonces menor dinamismo en consumo pero mayor en inversión o gasto público, pero no hay que engañar a nadie, el gobierno no ha avanzado en sus proyectos de obras públicas a nivel nacional y a nivel local (Bogotá), se nota poca coordinación y estructuración en las ideas de proyectos, lo que hace augurar que lo único que estos cobros traerán será un incremento en las arcas del Estado, una reducción en el déficit pero no mucho crecimiento, al menos no por el momento.