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  • Ripe

sábado, 30 de agosto de 2014

No todos los clientes de los grandes despachos de la abogacía de los negocios llevan traje y corbata. Algunos provienen de tribus indias. Este tipo de bufetes no sólo asesoran a grandes empresas.

A veces se encargan de cuestiones tan variopintas como la defensa de los derechos de tribus nativas americanas.

Es el caso del despacho de abogados Hogan Lovells, que ha conseguido recientemente una victoria ante el Tribunal Supremo estadounidense a favor de la comunidad india Bay Mills Indian Community de Michigan.

Concretamente, lo que ha logrado este bufete anglosajón es que se reconozca la inmunidad soberana de la tribu, prohibiendo que cualquier estado pueda demandar a una tribu en una corte federal para impedir que gestionen un casino fuera de terrenos indios.

Éste es sólo uno de los asuntos que lleva el equipo del despacho especializado en Native Peoples and Tribes, basado sobre todo en su oficina de Washington DC, por estar cerca del poder político de Estados Unidos, teniendo en cuenta la importante labor de lobby que realizan. Se trata de un área multidisciplinar en la que se tratan temas como los derechos medioambientales, inmobiliario o procesal.

También han asesorado a la tribu Yurok, de California, en relaciones gubernamentales y derecho medioambiental. En 2007, consiguieron la recuperación de un fondo de 92 millones de dólares (68,7 millones de euros), que había sido retenido por el Gobierno estadounidense durante casi 20 años (es el caso conocido como Yurok Trust Fund). Actualmente, les asesoran en relación con la restauración de la cuenca del río Klamath y la gestión de sus recursos.

Propiedad intelectual de masai
La oficina de Londres de Hogan Lovells asesora a la tribu Masái en derechos de propiedad intelectual. Lo hace a través de la ONG ‘Light Years IP’ y, en este caso, es un asesoramiento 100% pro bono. La labor de esta ONG consiste en ayudar a países en desarrollo a obtener la titularidad de su propiedad intelectual y utilizarlo para aumentar sus ingresos.

Así lo hacen, por ejemplo, con la tribu Masái, reconocible por su traje rojo, cuya imagen se utiliza en todo el mundo. Se estima que alrededor de 10.000 empresas utilizan el nombre Masái o su imagen sin permiso, vendiendo toda clase de productos, desde piezas de automóviles a zapatos.Como resultado, importantes empresas están dispuestas a trabajar con los Masái, con la autorización del uso legítimo otorgado por este pueblo nativo.

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