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ANALISTAS

Estímulos y no obstáculos a la labor agrícola

miércoles, 24 de septiembre de 2014
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En recientes entrevistas a altos dignatarios de Estado estos se han referido a la actividad agrícola como uno de los más grandes evasores fiscales de Colombia. Generalización ofensiva e infundada que obliga a preguntarse: ¿quiénes son los grandes millonarios agrícolas rurales del país? Con excepción de los grandes terratenientes ganaderos, que en ninguna forma son agricultores, o de las grandes extensiones de caña, más industriales que otra cosa, o los cultivos de flores que son sub-urbanos, no se conoce en Colombia hombres o empresas ricas en el sector rural. Por el contrario son bien conocidas las crisis generalizadas de la mayoría de los sectores agrícolas o de los grandes arruinados con la agricultura. De ahí que los bancos nos miren con desprecio.

¿Entonces qué impuestos se pueden evadir en una actividad rural que en todas las formas ha  demostrado su mala rentabilidad y, por el contrario, el Estado ha tenido que subsidiar? ¿Qué impuesto a las ventas se puede evadir donde no existen para  productos agrícolas no procesados? 

Escribí en una columna hace pocos meses que el Gobierno “buscaba el ahogado aguas arriba” al forzar la bancarización rural con fuertes sanciones consistentes en no deducir los pagos que no fueran cancelados en cheque a “primer beneficiario” o transferencia. Eso está bien para los pagos comerciales de insumos, pero es un imposible para los pagos a jornaleros y cosecheros por la absoluta imposibilidad de cumplir la norma.

En muchas poblaciones del Suroeste antioqueño, del Eje Cafetero, del Norte del Valle y en el Huila y Tolima, se pagan hasta más de 30.000 cosecheros en cada una de ellas en un fin de semana, y la infraestructura bancaria es generalmente de dos sucursales bancarias (tres serían casi una excepción) y cada sucursal tiene dos ventanillas (nuevamente, tres ventanillas serian la excepción).

Es imposible atender esta cantidad de cosecheros por ventanilla para cobrar un cheque en un fin de semana con tan mínima infraestructura. ¿Cómo pretende el Sr. Ministro resolver el problema ya avanzado el año y múltiples pagos laborales en efectivo ya ejecutados?

Además,  en muchas fincas de regular extensión se contratan centenas y en las más grandes hasta miles de cosecheros a los cuales es imposible elaborarles los cheques de sus pagos en unas pocas horas después del mediodía del sábado cuando terminan su labor. Y esto sin contar con el encarecimiento de los costos pues un cheque vale hasta $4.700.

Es admirable que el Gobierno busque incansablemente a los evasores ya que en muchas circunstancias los altos impuestos de quienes los cancelamos es efecto de la gran cantidad de los evasores. Pero no busquen a los evasores donde la razón natural indica que no pueden estar.

Esperamos los agricultores de bien que esta la solicitud fundamentada sea atendida por el Sr. Presidente y sus ministros de Hacienda y Agricultura y se modifique la bancarización forzada para pagos de jornaleros y cosecheros de los sectores rurales.

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