Es un paso importante redondear los acuerdos

El paso dado por los guerrilleros del ELN y el Gobierno Nacional para avanzar en la negociación de un acuerdo de paz, que de por terminado otro conflicto interno más en Colombia, es una muy buena noticia para todos; más para los actores económicos, pues este grupo terrorista es el verdadero azote de las empresas petroleras y comerciales, y son los mayores secuestradores y extorsionistas de la historia. Nadie puede desconocer que es pasar a una nueva página en la que hay más optimismo, pues no se cometerán los mismos errores que en el camino allanado en La Habana con las Farc.

Empecemos por afirmar que el marco usado de justicia transicional está listo, dado que ya se construyó y debe ser el mismo aceptado por la otra guerrilla en camino a la desmovilización; también se debe aceptar que hay un modelo de entrega de armas similar y una necesaria colaboración con las autoridades establecidas en temas como el narcotráfico, el secuestro y la extorsión. El país político, económico y social está caminando por un sendero cierto de reconciliación en donde los actores armados se las están jugando por la resocialización, pero no deben ser inferiores a la oportunidad que se les está brindando en este momento histórico.

Los resultados del plebiscito el pasado octubre hablan por sí solos y es un campanazo de alerta sobre la necesidad de dar muestras de verdadero deseo de paz y de pedir  perdón a las víctimas, que en el caso del ELN se cuentan por miles. Quienes inician estos acuerdos de paz deben ser conscientes que hay millones de colombianos críticos que no aceptan este tipo de negociaciones, quienes piden justicia y reparación, y que no aceptan el argumento que es mejor que los guerrilleros estén  sentados hablando que secuestrando o matando inocentes en las zonas rurales. Es un proceso que debe apurarse, actuar con premura, ser más expedito y arrojar resultados muy rápido, ojalá antes de elecciones. Y que sea esta la oportunidad para destacar el papel de unos negociadores que le han dedicado parte de su valioso tiempo a seducir este grupo armado para que se siente con el Gobierno al igual que lo hicieron las Farc y se reencuentren con la sociedad civil en construcción democrática.

El papel de Frank Pearl, Mauricio Rodríguez y Juan Camilo Restrepo, ha sido determinante en este paso definitivo de redondear los acuerdos de paz en Colombia, gestión que se convierte en el cerrojo del país violento del pasado, en el que  no se puede volver a vivir. Si las cosas se dan en términos de acuerdos y negociaciones con guerrilleros durante este 2017, el llamado dividendo de la paz será más que elocuente, en un momento en el que el ciclo económico atraviesa por un momento crítico y debe encontrar en la coyuntura social y política verdaderos aliados para hacer inversiones que generen empleos productivos. Es una buena noticia que no se puede desconocer y que tiene gran impacto en la economía.