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ANALISTAS

El valor de la diversidad social

miércoles, 29 de julio de 2015
La República Más
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En la novela Un mundo feliz del escritor inglés Aldous Huxley publicada en 1932, se describe a una sociedad regida bajo el lema de Comunidad-Identidad-Estabilidad y la mejor manera de alcanzar dicho propósito era teniendo al individuo apropiado para cada puesto de trabajo. Por ende, en ese mundo los niños se producían a través de manipulaciones embrionarias con el propósito de generar humanos Alfa, futuros amos y señores del mundo. También estaban los Beta, Gamma, Delta y los pobres Épsilon, la clase más baja encargada de llevar a cabo todas aquellas labores ingratas. Dicha sociedad bastante parecida a las dictaduras, como nos lo describe Huxley, están condenadas al fracaso, en parte, porque se aniquila un capital fundamental para la resolución de problemas complejos, la diversidad social.     

La diversidad social es un capital de gran valor en instituciones, empresas u organizaciones con una alta capacidad innovadora. El hecho de que en un grupo de trabajo haya personas de diferente sexo, edad, religión, etnia, permite que se aporten experiencias valiosas y únicas a la tarea que se tenga que realizar. La interacción con personas que piensan diferente a nosotros nos fuerza a prepararnos mejor, buscar más información, ser más creativos, adoptar nuevas perspectivas y lo más importante, a cambiar puntos de vista.  Así lo demuestran los estudios, por ejemplo, los investigadores Cristian Deszö y David Ross de las universidades de Maryland y Columbia respectivamente, evidenciaron que en muchas de las principales empresas norteamericanas la presencia femenina en la alta gerencia incrementaba en promedio US$42 millones el valor de está. 

Algo muy parecido ocurre con la calidad de la investigación científica, los artículos más citados según la Web of Science de Thomson son precisamente aquellos realizados por grupos heterogéneos en donde aflora la diversidad étnica; igualmente poseen un índice de impacto mayor aquellas publicaciones realizadas con un número mayor de afiliaciones por parte de los autores. Y esto no es gratuito, es consecuencia de una discusión más enriquecida debido a que la diversidad nos impulsa a realizar un mejor esfuerzo cognitivo para ser más claros y profundos. Lo podemos ver en las series gringas de televisión como CSI, Criminal Minds o en la europea Crossing Lines, en donde las unidades investigativas están conformadas por una gama amplia de personas, negros, blancos, asiáticos, latinos, mujeres, hombres, jóvenes, adultos y esto con el propósito de generar un ambiente en donde aflore la creatividad para la resolución de problemas complejos. 

En genética, es bien sabido que lo peor que le puede ocurrir a una población es caer en la endogamia, o sea, en la disminución de su diversidad; ya que a ese nivel aflora lo peor del material genético aumentando la probabilidad de que lo nuevos descendientes padezcan enfermedades. Igual puede ocurrir con las instituciones, empresas o países que favorecen la endogamia, de estos también puede aflorar lo peor.

La valoración de la diversidad social es una asignatura que está pendiente en nuestro centralizado y excluyente país, es mucho lo que pueden aportar las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes a la conservación y utilización de los recursos naturales. También es mucho lo que pueden aportar los profesionales egresados de universidades públicas en los altos cargos del gobierno. Si pensamos en una Colombia distinta tenemos que empezar a hacer más incluyentes y tener a más mujeres, indios, negros, homosexuales, ocupando altos cargos. Tal como lo señala la experta en el tema Katherine Philips “si pretendemos cambiar, crecer e innovar, necesitamos diversidad en los grupos de trabajo, en las organizaciones y en la sociedad en general”.          
 

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