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miércoles, 12 de abril de 2017

A pesar de que ya casi se cumplen dos décadas del siglo XXI, todavía hay quienes creen que algunas personas tienen más derechos que otras y, lo peor, sobre otras. Siendo los culpables de hostigamientos, opresión y en muchas casos, los detonantes de episodios de matoneo que conducen a la muerte. En estos 17 años que van del nuevo milenio son innumerables los casos en los que la opinión pública ha visto cómo hombres, mujeres, niños, ancianos, homosexuales, trabajadoras sexuales, entre otros miembros de la comunidad, se han convertido en víctimas de una población que no ha tomado conciencia de que Colombia es un Estado pluricultural y democrático. Por eso es fundamental destacar que el sistema judicial, en cabeza de las Altas Cortes, está avanzando en la consecución de un país más incluyente.

La decisión de la Corte Constitucional de advertir que decirle ‘maricón’, ‘marica’ o ‘mariquita’ es un acto discriminatorio si se usan en contra de algún miembro de la comunidad Lgbti sienta un precedente, avalado por la constitución, para que este grupo de la población tenga herramientas jurídicas y luche en contra de aquellos que se sienten con la autoridad de menospreciar y abusar de su integridad psicológica, solo porque no comparten o satanizan su condición sexual. A este pronunciamiento del Tribunal se suma que el Consejo de Estado llamó la atención sobre las trabajadoras sexuales al determinar que quien no pague por un servicio prestado por ellas estará incurriendo en un acto discriminatorio, teniendo en cuenta que estas mujeres están en condición de vulnerabilidad.

Ahora hace falta que la sociedad siga evolucionando y adopte como filosofía estas decisiones legislativas que sencillamente resaltan los derechos de los colombianos.

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