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ANALISTAS

El postconflicto de Santos

viernes, 31 de octubre de 2014
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A raíz de la llegada de Romaña y otros sanguinarios jefes de las Farc a  La Habana,  los cabecillas de esa organización, aprovecharon para reiterar sus mensajes claros y categóricos al gobierno nacional y a los colombianos en general.  Con frases como estas: “no aceptaremos justicia transicional”, “no estamos negociando la paz para ir a la cárcel”, “el cese al fuego debe ser bilateral”.  En referencia a la dejación (que no es lo mismo que entrega) de armas, Iván Márquez expresó “en torno al sensible tema de la dejación de las armas, entendida ésta por nosotros, como su no utilización en política, compromiso que toca por igual al Estado colombiano y a las fuerzas insurgentes”. El guerrillero precisó además que “el denominado comando de normalización de las Farc, se encargará de explorar con los altos oficiales del gobierno, los caminos y fórmulas de cara a la negociación de un armisticio y la dejación de armas”. 

Sobre el tema de justicia, el presidente Santos ha sostenido que, quienes cometieron crímenes de lesa humanidad deben pagar por ellos.  Frente al tema de la justicia transicional ha dicho que ésta se debe aplicar. Incluso llegó a decir que había que revaluar el concepto de cárcel como única pena, afirmación refutada esta semana por la Fiscal de la Corte Penal Internacional, quien afirmó que quienes han cometido crímenes de lesa humanidad no pueden evadir la cárcel. Sobre el cese al fuego bilateral,  ha sostenido que no están las condiciones dadas para ello y que se hará al final del conflicto.  En cuanto al diálogo entre militares y guerrilleros,  De la Calle sostuvo que, la comisión de militares iba a La Habana a asesorar a los negociadores del Gobierno, no a dialogar con la guerrilla.

Nótese entonces las contradicciones entre el discurso del Gobierno y el de las Farc y además, las contradicciones entre lo que dice y hace el propio Gobierno, lo que indica que en muchos aspectos éste último no le está contando la verdad al pueblo colombiano.

El Gobierno sin duda ha sido contradictorio pues mientras que el presidente asegura que el ejército no ha bajado la guardia, hace meses que no se da de baja a un cabecilla de las Farc y, por el contrario el presidente Santos ordena suspender las ordenes de captura de los máximos comandantes de las Farc para que seguros se trasladen a Cuba, mientras tanto los cabecillas de las Farc ordenan asesinatos de militares y civiles, reclutamiento de menores, destrucción de los oleoductos y la infraestructura nacional y extorsiones al pueblo colombiano. Sin embargo el presidente Santos viene asegurándole a la nación y al mundo que vivimos en el postconflicto, afirmación que claramente desmiente la realidad que padece Colombia.

No es raro que ante las  contradicciones y  la falta de claridad de lo que sucede en La Habana, el resultado de todo este proceso sea de posiciones  inconciliables que indican que sometidas a un referendo popular, pueden ser rechazadas por el pueblo.  Si este es el resultado de este proceso, las Farc habrán aprovechado estos dos años de diálogos y lo que falta aún, para armarse, fortalecer sus planes criminales, financiarse como lo hacen con la suspensión de la erradicación obligatoria de coca en el Catatumbo, ordenada por el presidente Santos, logrando con esto además  la desmoralización del ejército.  Todo esto en nombre de un proceso de paz ausente de claridad incluyendo la afirmación reiterada que solo cabe en la cabeza del presidente Santos, de que ya vivimos en el postconflicto.

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