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Analistas 01/07/2015

El país que soñamos…

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria
La República Más
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Celebramos con orgullo el éxito de los 50 años de la Convención Bancaria, un evento que se convirtió en un espacio de debate sobre temas de gran calado para el desarrollo económico y el análisis de las políticas públicas. Pero sin duda, también de grandes reflexiones no sólo sobre los avances que el país ha evidenciado en el último medio siglo, sino sobre los grandes retos y desafíos que aún como sociedad encaramos, sobre el país que soñamos y debemos construir en los próximos años.

Es necesario recordar que cinco décadas atrás el PIB per cápita en Colombia guardaba similitud con el nivel actual de ingresos de los países menos prósperos de África y la tasa de pobreza era cercana a 70%. En ese entonces, la tercera causa de muerte era la carencia de agua potable. En los temas de salud y educación los resultados no eran más alentadores: dos de cada 10 personas tenían acceso al servicio de salud y la tasa de escolaridad no superaba  40%. 50 años después, el PIB per cápita del país logró multiplicarse por tres y la pobreza se redujo significativamente. Hoy la tasa de pobreza es cercana a 28,5%. Incluso, hace 25 años el país pasó de ser una economía de ingreso bajo a una de ingreso medio bajo y, más recientemente, ascendió el “club” de países de ingreso medio alto, donde aún se mantiene.

Estos avances en materia económica y social han permitido que el país avive sus sueños de convertirse en una nación más incluyente, con igualdad de oportunidades y con menores brechas sociales. En 50 años el país deberá posicionarse como una nación en la que la pobreza prácticamente haya desaparecido, en la que sus niños no vivan en condiciones precarias y en donde los jóvenes de los más retirados y pequeños municipios puedan acceder a la educación superior.  Un país en el que todos sus habitantes puedan disfrutar aún más de los beneficios del sistema financiero, cuya presencia seguramente permeará la vida de todos los colombianos como pieza fundamental para la promoción de sus metas y como motor de su productividad.

Sin embargo, para impulsar desde ya la concreción del ideario de las próximas décadas, es necesario que en la agenda nacional no se pierdan de vista puntos fundamentales para la construcción de este futuro.   Para ello, resultará  imperativo: i) transformar el sistema tributario en un esquema mucho más sencillo, eficiente y competitivo, ii) fortalecer la justicia, la seguridad y la lucha contra la corrupción, iii) reformar nuestro sistema educativo, iv) diseñar una política agropecuaria estructural que permita comenzar a solventar los grandes problemas de inequidad, competitividad e ingresos en el sector agropecuario y v) diseñar una infraestructura que permita interconectar al país y facilitar el comercio con el mundo.

El sistema financiero no puede ser  ajeno a estos retos y su papel será clave en el desarrollo económico y social. En este propósito, existen algunos frentes en los que urge avanzar. Creemos que la educación financiera deberá ser un pilar fundamental de la política educativa si queremos materializar el sueño de que en dos décadas el país pueda ser el más avanzado en esta materia. De otro lado, se debe materializar el compromiso con la formalización empresarial, lo que hace necesario el diseño de un Régimen Tributario Transicional que le permita a las pequeñas empresas y comercios hacer el transito del régimen simplificado al común de manera amigable, lo que permitirá superar muchas de las talanqueras en materia de informalidad. 

Debemos apostarle también a la construcción de la paz, un anhelo al que la Banca no es ajeno. El sector financiero tendrá una gran responsabilidad en la medida en que será el soporte sobre el que se apalancará buena parte de los proyectos que harán sostenible el posconflicto. La banca tiene el firme propósito de participar en la consolidación de la Colombia que heredarán las próximas generaciones y, de la mano de una buena gestión pública,  contribuirá a vencer las barreras que se interpongan en la construcción de una nación incluyente y con igualdad de oportunidades.
 

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