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  • Colprensa

domingo, 21 de diciembre de 2014

¿Qué balance se puede hacer sobre la visita de las víctimas a La Habana? 
Es difícil hacer un balance final, lo más importante es en qué medida estas visitas ayudan a las partes a llegar a acuerdos sobre las víctimas. En la calidad de esos acuerdos vamos a medir el éxito de esas visitas. Pero hay cosas importantes: primero, fue algo sin precedentes en un proceso de paz, se creó un excelente ejemplo para futuros procesos. Segundo, haber recibido a todas las víctimas sin discriminación fue un acto importante de reconocimiento. Tercero, los mensajes que llevaron las víctimas fueron muy importantes, y el más importante: el derecho a la vida debe prevalecer sobre cualquier desacuerdo político. 
La mesa tiene una enorme responsabilidad: asegurar que no haya repetición de las terribles violaciones a los derechos humanos que se han padecido durante este conflicto. 

¿Fueron injustas las críticas por la escogencia de las víctimas? 
Las críticas hacia nosotros no son injustas. Lo que sí es injusto es la crítica a las víctimas, los insultos, las amenazas. Nosotros reconocemos que elegir 60 personas de un universo de más de seis millones de víctimas es una tarea muy compleja, es imposible dejar a todos contentos. Lo que sí quiero enfatizar es que escuchamos muy respetuosamente todas las críticas, escuchamos todas las propuestas, que hicimos la escogencia con la mayor seriedad posible, fue un ejercicio de mucha seriedad y con personas que trabajan en el tema desde hace décadas. 

¿Qué mensaje envía el perdón público que pidieron las Farc a las víctimas de Bojayá? 
Es un mensaje de cambio. Si no me equivoco creo que es la primera vez que las Farc hacen un acto de reconocimiento de las víctimas. Creo que es tiempo de juzgar a la guerrilla no solo con base en percepciones antiguas sino con base en hechos recientes, y ese acto de contrición es muy importante, lo mismo que la liberación de los cinco militares en poder de las Farc durante un par de semanas, es algo completamente nuevo. 

Usted habla de “cambio”. ¿En realidad cree que las Farc han cambiado? 
No creo que haya cambiado la visión política de las Farc, pero sí creo que están muy comprometidas con el proceso de paz, sí creo que quieren llegar a un acuerdo de paz, y sí creo que hay un creciente reconocimiento de las víctimas de parte de las Farc. 

No sé si me pueda responder esta pregunta: ¿Cuál cree que es el temor del Gobierno a no aceptar la veeduría internacional para el cese del fuego unilateral que anunció la guerrilla? 
No me atrevo a hablar por el Gobierno. Pero lo que sí puedo decir es que para tener veeduría de un cese del fuego formal se necesita un acuerdo de las partes. La veeduría de un cese del fuego en condiciones tan difíciles como las de Colombia es un ejercicio muy complejo, de muchas discusiones. 
Las Farc entiendo que buscan una veeduría internacional, porque sienten que los tres ceses del fuego unilaterales en el pasado no fueron suficientemente reconocidos. 

¿Hay que creerles a las Farc cuando dicen que sí van a respetar este cese del fuego unilateral e indefinido? 
Creo que deberíamos juzgar con base en los actos. Yo he revisado todas las estimaciones de organizaciones independientes de cómo se comportaron las Farc en los ceses del fuego anteriores, y dicen que se respetó entre el 77% y el 95%. Con base en los tres ceses del fuego anteriores creo que podemos tener un nivel de esperanza de que éste sí se va a respetar. Lo más importante, si queremos llegar a la paz, es no siempre ver los fracasos del pasado sino nutrir la esperanza que hay en este momento. 

¿El cese del fuego es el primer paso hacia el desescalamiento del conflicto? 
Si se respeta el cese del fuego unilateral puede ser el primer gran paso hacia el silenciamiento de los fusiles, todo va a depender de hasta qué punto se cumpla ese compromiso. El compromiso que están haciendo aquí las Farc entiendo que nunca antes lo habían hecho en 50 años de guerra, entonces sí creo que puede revelarse como algo histórico y como el fin del conflicto. 

¿El Gobierno también debería responder con un cese del fuego bilateral? 
El presidente Juan Manuel Santos también se ha comprometido con el desescalonamiento del conflicto, pero al mismo tiempo el Gobierno tiene deberes previstos por la Constitución colombiana y tiene consideraciones políticas. Pero sí quiero enfatizar que hay millones de colombianos viviendo en zonas donde el conflicto está activo y sigue generando miles de víctimas y desplazados, y que lo único que esperan es que las partes les ayuden a mejorar su situación. 

Las Farc dicen que el cese del fuego debe llevar a un “armisticio”, pero algunos expertos dicen que eso equivale a reconocerle estatus de beligerancia a la guerrilla. ¿Usted cómo ve ese planteamiento? 
Este Gobierno, en contraste con el Gobierno anterior, ha reconocido que desde el punto de vista jurídico las Farc sí son un grupo armado con las obligaciones previstas por el DIH, eso no es nuevo. Entonces no creo que haya un temor en ese sentido. Y el tema del cese del fuego es parte de la agenda de negociaciones y es un tema que se va a empezar a trabajar a partir de enero. Es obvio que no se ha empezado una conversación sobre ese tema, pero creo que la posición del Gobierno está muy alineada con el DIH. 

¿La ONU prestará su servicio para la veeduría para este proceso de cese del fuego? 
En este momento nadie nos está pidiendo ese tipo de veeduría, pero es algo en lo que tenemos experiencia en muchos países y las partes saben que nosotros estamos a disposición. Si nos necesitan estamos dispuestos a aportar toda nuestra experiencia, para que este proceso llegue a buen fin. 

¿Ha sido efectivo el apoyo de la comunidad internacional en estos dos años de negociaciones? 
Bueno, hay que enfatizar que este proceso es colombiano, que no es de mediación o de facilitación internacional, y a pesar de ser un proceso colombiano, diseñado por colombianos y ejecutado por colombianos, a pedido de las partes hemos hecho aportes importantes con la Universidad Nacional y la Iglesia, sobre todo en transmitir las preocupaciones de la sociedad civil. 

¿De qué manera influirá el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de Estados Unidos y Cuba en el proceso de paz de La Habana? 
Este tipo de ideologías pertenecen más al pasado que al siglo XXI. En ese sentido, el enfrentamiento que aún se vive con las ideologías de las guerrillas y del Estado colombiano es algo que pertenece más al siglo pasado. Entonces, llegar a la paz es un deber histórico, porque el conflicto armado pertenece más al pasado que a este siglo. La decisión de Estados Unidos y Cuba es un ejemplo que va a llegar a las dos partes en la mesa de negociación. 

¿Qué le dice su experiencia: en 2015 sí se logrará la firma del acuerdo de paz? 
Recuerde que desde un comienzo las dos partes no han estado muy alineadas sobre la estimación del tiempo que se necesita para llegara un acuerdo, siempre hubo grandes diferencias. Lo que veo ahora es que las dos delegaciones están mucho más alineadas en términos del tiempo requerido, y eso me nutre de esperanza de que sí se puede llegar a un acuerdo de paz este año. 
Pero además de optimista soy realista: dada la dinámica del proceso, la falta de confianza en Colombia y la gran polarización, veo muy difícil, no veo que haya paciencia en el país para alargar este proceso más allá del año entrante. 

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