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jueves, 2 de octubre de 2014

La medida o declaración de desacato se explica cuando alguna de las partes vinculadas en un fallo jurídico procura estrategias que faciliten su incumplimiento temporal. En términos de Griesa, “la República argentina está en desacato civil”, dado que se ha valido de estrategias que, bajo su entender, son consideradas ilegales y no ha cumplido con las obligaciones generadas desde su fallo de 2011, en el juicio que sigue contra el gobierno de la presidenta Fernández.

Estas circunstancias han puesto en evidencia razones de peso para determinar el real default argentino, dado que hay un claro cese de sus pagos frente a obligaciones financieras predeterminadas, no sólo a partir del juicio desarrollado en Nueva York sino en un escenario mucho más amplio. Sumado a ello, la figura del desacato va a generar mayores responsabilidades de orden legal para el país frente a los holdouts, no frente al gobierno estadounidense, como se ha sugerido en algunos medios.

Algo que debe considerarse en este proceso es que no se trata de una querella entre gobiernos (Estados). Es un litigio que se ha venido desarrollando entre un Estado (Argentina) y unos particulares que adquirieron bonos de deuda en un momento en que los precios lucieron favorables a dicha transacción. Por tanto, los efectos de toda esta novela financiera no tendrían por qué terminar deteriorando la bilateralidad entre Buenos Aires y Washington. Sin embargo, el comunicado expedido por la cancillería argentina insinúa grandes responsabilidades para la administración de Barack Obama. Al leer la misiva firmada por la embajadora argentina en Estados Unidos, resulta indudable que sus líneas están yendo directo al poder Ejecutivo norteamericano, cuando este no tiene injerencia en decisiones que competen al Judicial.

Del lado suramericano, los efectos del desacato oficializado el pasado lunes siguen impactando de manera negativa la estabilidad financiera alcanzada por el Cono Sur, a partir de lo que la presidenta Fernández denominó “la década ganada”. 

Pero más que eso, van directamente en contra de los avances del Mercosur, pues ante la cantidad de adversidades que dicho mercado común ha presentado, ahora se encuentra con un miembro que no solo se situó en default técnico, sino que ahora es leído como evasor de responsabilidades frente a sus acreedores, al “dar pasos violadores del fallo” emitido por el juez norteamericano.

No obstante todo lo anterior, es muy importante hacer una lectura sensata de lo que sucede entre el gobierno y los holdouts, que son sólo 7% del total de los dueños de bonos del tesoro público argentino. El 93% restante aceptó una reestructuración que los ubicó en mejor posición, dado que no hubo la necesidad de irse a un litigio para asegurar sus recursos.

Recomendable pues, que en estos conflictos de intereses no haya buenos ni malos. Pero sí es muy necesaria una revisión al tema del cumplimiento ante las obligaciones, con objeto de cerciorarse de qué lado están los actores de mayor seriedad.

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