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Analistas 30/10/2014

El arte colombiano, la Escuela de La Sabana

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor
La República Más
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En el mundo, la pintura promovida por los imperios y el arte religioso es la muestra preponderante. Los maestros la produjeron en sus talleres o en los palacios y casi nunca pintando al aire libre tomado directamente del paisaje, como sucede en el siglo XIX.

Además, hasta el siglo XVI el paisaje se convertiría en género pictórico independiente. El impulso definitivo en este desarrollo, lo constituyó la prohibición de representaciones religiosas por parte de La Reforma, que indujo a los pintores flamencos a dedicarse a esta especialidad. Incluso nace el “Paisaje Ideal” en Italia.

Ya en el Nuevo Mundo, a finales del siglo XVIII, además del arte religioso, aparece la pintura de botánica en la Nueva Granada, con artistas vinculados a investigaciones científicas, liderados por la Expedición Botánica dirigida por el sabio José Celestino Mutis. 

En la Colombia republicana, a finales del siglo XIX, por influencia de los movimientos de las Escuelas europeas de Barbizón y el Impresionismo, nace la Escuela de La Sabana que es el comienzo conciente y académico del arte nacional. El maestro español Luis de Llanos llega a Colombia en 1.893, con la tendencia de la escuela de Barbizón, cuyos destacados maestros fueron Corot y Miller; con predilección del trabajo al aire libre.

En 1893 coincide el regreso de Europa del pintor Andrés de Santamaría, impactado por el impresionismo, que había nacido como movimiento en 1874 con una exposición de pinturas de Monet, Cezanne, Degas, Renoir, Sisley, Pissarro y Lutrec; siendo principalísimos exponentes Manet y Van Gogh.

Influenciados por estas corrientes y maravillados con el paisaje de la Sabana de Bogotá, en 1894 De Llanos y De Santamaría, crearon la Cátedra del Paisaje, preámbulo de la Escuela Nacional de Bellas Artes. En lo pictórico corresponde a una exaltación a la belleza de la naturaleza y el paisaje colombiano. Ánimo nacionalista en pintura, generalmente producida al aire libre.

Son integrantes además, Jesús María Zamora, Borrero Alvarez, Roberto Páramo, Eugenio Peña, Pablo Rocha, Nuñez Borda, Moros Urbina, Rafael Tavera, Fídolo Alfonso González, Coroliano Leudo, Diaz Vargas, Jose Maria Portoguerrero y continuado con el joven Gómez Campuzano. Son incluidos al grupo, Acevedo Bernal, los antioqueños Francisco Antonio Cano y José Restrepo y los santandereanos Moreno Otero y Rodríguez Naranjo.

Luego un segundo grupo generacional, de alguna manera continuó esta escuela pictórica de tanta importancia cultural para el país, con influencia hasta nuestros días. A mediados del siglo pasado se consolida el arte contemporáneo colombiano de gran valía y destacado reconocimiento internacional.

Nuestra imagen pictórica y de escultura contemporánea está  representada en el Maestro Fernando Botero. Por solo mencionar algunos nombres, lo acompañan entre otros, Alejandro Obregón, Enrique Grau, Luis Caballero, Ramírez Villamizar, Darío Morales, Edgar Negret, Ana Mercedes Hoyos y Manuel Hernández, de recientes fallecimientos.

 El arte le habla al alma y recrea la historia. Comprar arte es una apreciada inversión económica. Si bien las obras de la Escuela de la Sabana, tienen gran afecto y valía fundamentalmente en Colombia, las de nuestro arte contemporáneo han generado grandes valorizaciones y conformaciones patrimoniales para conocedores y afectos a la cultura.

ArtBo, que por estos días celebró su décima versión, es una opción interesante de aprecio al arte, de obligada visita de coleccionistas y de consolidación de Bogotá como destino cultural.

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