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En medio de las dificultades por las que pasa la economía, el Gobierno Nacional le apunta a un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 4,8% para este año; sin embargo, los centros de pensamiento como Fedesarrollo y Anif no le apuestan a más de 4%.
El descuadre en las cuentas se explica por el optimismo de la Administración y el sesgo crítico de los analistas.
“Cuando se está en el Gobierno se tiende a mejorar las expectativas, lo que puede influenciar los resultados, el ánimo de los empresarios, el clima de los negocios. En la academia y los centros de pensamiento el sesgo es a ser más críticos y a hacer pronósticos menos favorables”, explicó Gonzalo Palau, profesor de la Universidad del Rosario.
Los datos más recientes de la economía, como la caída de la producción industrial, el deterioro de la confianza del consumidor, la afectación de la producción carbonífera por cuenta de huelgas, entre otros, oscurecen el horizonte económico. A pesar de esto, el Gobierno se mantiene optimista de que la Colombia crecerá 4,8%, frente al 4% que se registró en 2012. Mientras, Fedesarrollo se inclina por un 3,8%, con un comienzo de 2013 que “no da pie para excesos de optimismo”, y Anif apuesta por un 4%.
Hasta la semana pasada el Banco de la República proyectaba un crecimiento de 4%; sin embargo, éste se aumentó a 4,3%, como punto más probable entre 3% y 5%. Los motivos para mayor optimismo: el Plan de Impulso para la Productividad y el Empleo (Pipe) del Gobierno, el efecto de la política monetaria y una mayor ejecución por parte del Gobierno Nacional, departamental y municipal a partir del segundo semestre de este año.
Para Saúl Pineda, director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas (Cepec) de la Universidad del Rosario, actualmente hay diferentes percepciones sobre el actual grado de recuperación de la economía mundial y discrepancias entorno al impacto del Pipe. Según el experto, los organismos independientes tienden a ser más realistas.
“Parece realista el que haya prudencia sobre la recuperación de la economía mundial y también sobre el impacto del Pipe, el cual tendrá una maduración con un efecto más rezagado que inmediato”, aseguró.
César Ferrari, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana, explicó que el descuadre entre las proyecciones del Gobierno y de los centros de pensamiento es un fenómeno que no es exclusivo de Colombia, ocurre en todo el mundo. “Tendería creerle más a Fedesarrollo; aún así creo que siguen siendo optimistas”, agregó.
Otros expertos aseguran que no se trata de a quién creerle, sino de percepciones frente al desempeño real de la economía. El Gobierno siempre es optimista, pero en el camino sus cifras se van a ir ajustando, tal como pasó en 2012, cuando empezó con la meta de 4,8% y terminó en 4%.
La opinión
Gonzalo Palau
Profesor de la Universidad del Rosario
“Cuando se está en el Gobierno se tiende a mejorar las expectativas. En la academia y los centros de pensamiento el sesgo es a ser más críticos con pronósticos menos favorables”.
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