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sábado, 3 de octubre de 2015

Resulta ahora que el señor Platini recibió una muy jugosa suma de dinero que le debía Fifa ¡hace más de diez años!; difícil de creer las tontas disculpas de este gabacho y triste saber que el más opcionado personaje para dirigir e intentar cambiar el rumbo de esta entidad es igual que los otros, apenas con una apariencia diferente.

Dice Blatter, luego de que varios de sus cómplices han sido extraditados de Suiza a USA que no considera que haya hecho nada impropio y que tiene deseos de seguir dirigiendo el futbol mundial. A ese nivel, en Fifa, en Colombia, Argentina, Brasil, España, nunca pasa nada, siempre son errores subsanables (como el no pago a las niñas de la selección, que se dice en la federación que se trató de un error contable) involuntario y “sin culpa” como si la administración de tan prestigiosa entidad no estuviera a cargo de personas competentes.

Las sanciones, si es que las hay, casi siempre son llamados de atención cariñosos con promesas de no volver a incurrir en omisiones, incumplimientos; se repite, sin que nada pase con los infractores.

Contrasta esto con el rigor con el que se trata a los deportistas y como los códigos disciplinarios les son aplicados en su forma más estricta; Luis Suarez, que evidentemente cometió una falta al morder a un contrario, recibió tres sanciones por ese único hecho, en una interpretación retorcida decidieron los corruptos dirigentes de la Fifa castigar su conducta con 100.000 francos suizos, cuatro meses sin jugar y nueve fechas adicionales. Decisión ratificada por el Tribunal Arbitral del Deporte; a simple vista, el principio de non bis in ídem, no sancionar dos veces por la misma conducta, fue ignorado olímpicamente (o deportivamente) y el jugador que, repito, merecía una sanción, recibió tres.

En otra acción igualmente condenable, el jugador Marco Lazaga, quien anotó un gol con la mano fue suspendido por la comisión disciplinaria de la Dimayor  “…  con 3 meses de suspensión por atentar contra la dignidad y el decoro deportivo”, por su parte, el señor Pimentel, técnico y dirigente del Chicó futbol club, quien en un hecho realmente bochornoso intentó golpear a un árbitro, la misma comisión, decidió únicamente sancionarlo con 4 fechas y una reducida suma “por incurrir en concurso de infracciones consistentes en emplear lenguaje ofensivo y grosero contra un oficial de partido e ingresar sin autorización al terreno de juego”. Acá sí hubo una clara falta contra la dignidad y el decoro deportivo pero, claro, como se trata de un dirigente, la comisión actuó de manera diferente. Y qué pensar de la cantidad de dirigentes y mandamases del fútbol colombiano y mundial que constantemente aparecen en situaciones claramente indecorosas, borrachos y haciendo gala de las peores formas. Por una situación similar Claudio Pizarro fue suspendido de manera indefinida de la selección de Perú, evidentemente para quien sanciona, la conducta es diferente y requiere tratamiento diferente!

Ni que hablar del dopaje, donde no existe prácticamente derecho de defensa, aún en situaciones de ingesta involuntaria de sustancias prohibidas. En este caso para el deportista no hay consideración alguna, se le sanciona con 4 años. No existe el mismo racero. De haber existido igualdad, las conductas de los deportistas y la de los mafiosos dirigentes en este momento la situación jurídica, deportiva y comercial de Fifa sería totalmente diferente.