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Analistas 23/04/2014

Desigualdades

Marc Hofstetter
Profesor de la Universidad de los Andes
La República Más
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Por donde se le mire, somos un país desigual. Tenemos una de las peores distribuciones del ingreso del continente; nuestras tierras tienen unos de los índices de concentración de la propiedad más altos del mundo; cuando evaluamos el desempeño de los niños, aquellos nacidos en cunas privilegiadas sistemáticamente superan a aquellos con menos recursos; sólo uno de cada diez trabajadores colombianos accede al final de su vida laboral a una pensión; las mujeres tienen ingresos salariales menores en cerca de 15% frente a sus pares masculinos. Y así, podría llenar el resto del espacio con un largo listado de áreas en las que sacamos pecho por nuestras desigualdades. 

A pesar de liderar muchas estadísticas sobre desigualdad, nuevas propuestas sobre cómo enfrentarla no están en listado de prioridades de la política pública. A los partidos de derecha nos les interesa. Los liberales creen que la política social consiste en subsidiar combustibles y los de izquierda no proponen, sólo se oponen. Sin embargo, hay varias estrategias de fácil y rápida implementación que podrían ayudar a reducir diversas dimensiones de la desigualdad. Ojalá algún partido se tome el tema en serio y lo ponga sobre la mesa. Van cuatro propuestas, las que el espacio permite; dos sobre tributación progresiva y dos relacionadas con disparidades de género aupadas por la legislación.

La primera: en Colombia las pensiones están exentas de pagar impuestos lo cual es particularmente grave en un sistema en el que el Estado las subsidia. Por ejemplo, en el régimen de prima media alguien que cotice durante toda su vida el equivalente a 10 salarios mínimos recibe más de 400 millones de subsidio en su retiro. Difícil pensar en una política más regresiva. Una tributación sobre las pensiones como la que tenemos sobre los ingresos laborales tiene que estar en el recetario de cualquiera que quiera pasar del discurso a las acciones para mejorar la distribución de ingresos. Un sistema tributario progresivo no puede abarcar sólo a los jóvenes. 

Segundo, otro frente donde tenemos un diseño regresivo es el de los dividendos. Si Ud. es uno de los colombianos suficientemente afortunado como para tener recursos para invertir en la bolsa, recibe los dividendos de su inversión libres de impuestos. Para decirlo claro, los bancos de Sarmiento Angulo pagan impuestos pero él, al recibir los dividendos, no paga un peso de impuestos de renta sobre esos recursos. En el trámite de la reforma tributaria pasada el gobierno intentó poner a tributar los dividendos pero al final sacrificó esa parte del proyecto en aras de salvar el resto. Es hora de tomar decisiones valientes en este aspecto.

En las disparidades de género tenemos reglas de juego que las acentúan. Por un lado, las licencias de maternidad, que de hecho son poco generosas en Colombia, se concentran en la mujer que tiene derecho a tres meses. Los hombres reciben unos pocos días. Hay sistemas más igualitarios. En Suecia, ambos padres reciben dos meses fijos de licencia y tienen en total 480 días que pueden repartirse entre ambos padres según su elección. La otra norma que profundiza las disparidades de género en Colombia es el hecho de que las mujeres se jubilan cinco años antes que los hombres. Para que las empresas perciban (y por tanto valoren y promocionen) de forma idéntica a hombres y mujeres debe haber las mismas reglas de juego para ambos. Si se trata de darles iguales derechos a las mujeres en el trabajo y a los hombres en el hogar, debemos comenzar por tener reglas iguales para ambos. 

Si no pasamos del discurso, las quejas y la cuantificación a las acciones, la desigualdad en Colombia seguirá siendo parte del paisaje y así como tiene montañas, Colombia seguirá teniendo desigualdad.

Twitter: @mahofste

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