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Analistas 13/11/2014

Del YO al NOSOTROS, una evolución corporativa

Sandra I. Fuentes Martínez
Directora Grupo SAF- Colombia
La República Más
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En los últimos meses se han generado múltiples espacios académicos y empresariales para reflexionar y dialogar sobre el posconflicto en nuestro país o, como también se ha denominado, posacuerdo. En estos espacios, algunos de ellos en donde he tenido la oportunidad de participar como ponente, he encontrado con preocupación un común denominador y es que se expone y se percibe que el tema de la paz se enmarca únicamente en el proceso de negociación con los grupos armados al margen de la ley o que es responsabilidad exclusiva del gobierno, de sus instituciones o de algunas organizaciones. Esta preocupación me lleva a proponer que cambiemos de mirada, de percepción, para visualizar que es en la cotidianidad de cada uno y en los diferentes roles que tenemos, donde se construye la verdadera paz, y si entre todos sumamos llegaremos a una mejor convivencia. La propuesta es pasar del YO al NOSOTROS.

Pasemos de la primera persona del singular, YO, a la primera persona del plural NOSOTROS, esto implica un cambio de conciencia con muchas ganancias como seres humanos y como sociedad. Como decía la Madre Teresa de Calcuta “Si hoy no tenemos paz, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos unos a otros, que aquel hombre, aquella mujer y aquel niño, son mi hermano y mi hermana”.

¿Qué acciones en el cotidiano evidencian esto? Valorar y confiar en el otro, ponernos en sus zapatos, comprender sus historias y experiencias de vida antes de juzgarlo, tener voluntad y disposición de SERVIR. Estas acciones cotidianas se deben vivenciar en los diferentes roles que tenemos en lo personal, familiar, en nuestros trabajos y en nuestro aporte a la sociedad.

En estos roles el objetivo es que se trabaje de forma continua y persistente en los valores relacionales como el respeto, la solidaridad y la tolerancia; así como las habilidades de la escucha, el diálogo y el trabajo colaborativo.

En nuestro rol de familia, quiero compartirles otra reflexión de la Madre Teresa “La paz y la guerra comienzan en casa. Si realmente queremos paz en el mundo, debemos empezar por amarnos unos a otros en nuestras familias; si queremos difundir la alegría, necesitamos que cada familia tenga alegría”. 

En el rol de colaboradores de una organización todos tenemos la oportunidad de aportar a esta construcción conjunta de paz, porque todas las organizaciones tienen implícito en su razón de ser el servicio, incluso las que venden productos. Este servicio en las organizaciones busca equidad, satisfacción, oportunidad, disposición, calidad, empatía y confianza, por mencionar algunos aspectos. El reto entonces, es que si esto ya es un objetivo común de muchas organizaciones, pasemos primero de manera individual y luego colectiva del dicho al hecho. Recordemos que una de las leyes de las interrelaciones humanas es la bivalencia, para ejemplificar esto: al mismo tiempo que somos empleados de una organización, también podemos en algún momento ser usuarios de la misma; eso nos lleva a reflexionar que así como queremos ser escuchados y atendidos, así mismo debemos atender, escuchar y prestar un servicio basado en el respeto, la tolerancia y la solidaridad.  De esta manera, entre otras, se empezarán a evidenciar cambios positivos en las organizaciones y en la sociedad. En especial organizaciones que prestan servicios tan relevantes como la salud, la educación, el transporte, por mencionar los esenciales para una buena calidad de vida y que por naturaleza deben ser los más humanos.

Esta es una mirada para pasar del YO al NOSOTROS y evidenciar que tenemos muchas oportunidades en nuestro día a día, para fortalecer nuestra paz individual y así aportar a la paz social. Porque como dice Rigoberta Menchú “La paz es una condición, un requisito indispensable para la supervivencia de la humanidad”. 

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