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EDITORIAL

De recesiones económicas a políticas

jueves, 4 de mayo de 2017
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Cada día pesan más los datos del Índice de riesgo político global, todo parece apuntar a que la globalización entra en otra fase

 

El Diario Financiero de Chile, miembro de la Red Iberoamericana de Periodismo Económico, Ripe,  entrevistó a Ian Bremmer, creador del Índice de Riesgo Político Global, e hizo importantes reflexiones sobre el rumbo de la globalización. 

Lo más revelador es que alerta por un panorama sombrío en la próxima década para las economías emergentes: hay mayores riesgos sociales formándose que son superiores a situaciones críticas como el cambio climático. Hay un inconformismo creciente en contra de la globalización que está impactando a las economías desarrolladas, que han visto como se destruye el empleo local que emigra hacia la competitividad que ofrecen los emergentes. 

La globalización ha entrado en una nueva etapa que Bremmer califica como “recesión geopolítica o mundo de G-0, donde Estados Unidos renunció a su papel de líder mundial y no existe por ahora otra potencia capaz de llenar ese vacío (...) En los últimos años, la globalización se ha tratado sobre cadenas de producción global y sobre el traslado de empleos hacia las economías emergentes. Pero con las economías desarrolladas volcándose sobre sí mismas, la globalización cada vez menos se va tratar de empleo para hablar de ganancias de eficiencia basadas en la automatización, la inteligencia artificial y los robots. Si el impacto sobre las economías ricas y estables fue enorme, para las economías emergentes, más pobres e inestables, puede tener efectos catastróficos”. 

En pocas palabras el mundo se enfrenta en los próximos años a un descontento generalizado por la pérdida de garantías sociales y logros en bienestar que se habían adquirido a través de la globalización de la producción. Uno de los ejemplos más claros es el llamado a las corporaciones multinacionales que está haciendo el gobierno de Donald Trump para que regresen a generar empleos formales a su territorio bajo el grito neo-nacionalista de “America first”. 

Muchas empresas, especialmente automotrices, farmacéuticas y tecnológicas han respondido a este llamado y están cerrando su plantas o fabricas en países como México o China, dejando la ola de descontento de la que habla Bremmer. Lo interesante del planteamiento es que esta situación, más allá de reconocerse como una recesión económica, se presenta como una “recesión geopolítica”, situaciones poco frecuentes y muy duraderas. 

Las estructuras industriales que están siendo destruidas en varios mercados emergentes tardaron mucho en crearse y fueron desarrollando un sólido entramado social que avanzó contra la pobreza, situación que ahora se ve amenazada. Estados Unidos está logrando atraer mucha inversión con su estrategia de reducir regulaciones, bajar los impuestos, garantizar seguridad e invertir en infraestructura, esto tendrá repercusiones no solo económicas sino políticas en todos los países que habían transformado sus economías rurales en productivas de textiles, tecnología, automotrices y demás cambios que llegaron de la mano de la inversión externa. Bien se puede plantear que la desindustrialización puede llegar de la mano del llamado a las empresas transnacionales para que regresen a sus cuarteles generales o casas matrices.

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