.
ARCHIVO

Cuidado con la obsesión al valor agregado

sábado, 5 de julio de 2014
La República Más
  • Agregue a sus temas de interés

Hernán Vallejo

Es común escuchar llamados para mejorar el valor agregado de los bienes que exporta un país como Colombia. A muchos les encantaría que Colombia fuese un país que exportase una buena cantidad de productos sexis y muy sofisticados, en lugar de productos aburridos y primitivos como materias primas, minerales y productos agrícolas básicos.

El valor agregado es la diferencia entre el valor de un bien, servicio o insumo, y el valor de los insumos utilizados en su producción. Dado que una de las diferentes formas de medir la producción total de un país, es sumar el valor agregado en todas las etapas de producción, una de las formas de maximizar la producción total de un país, es maximizando el valor agregado en todas esas etapas de producción.

Un buen gobierno puede contribuir a mejorar el valor agregado de un país, por ejemplo al mejorar la infraestructura, reducir los costos de transporte, comunicaciones, trámites, corrupción y demás. En este sentido, el proceso de ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es de suma importancia, ya que nos permite acreditar nuestras políticas públicas, y ponerlas gradualmente a tono con los mejores estándares internacionales.

Si un país quiere maximizar el valor agregado de su producción, debe tratar de bajar el costo de sus insumos. Las importaciones contribuyen a mejorar el valor agregado de un país, al aumentar las opciones para comprar insumos mejores y más baratos. Las exportaciones también pueden contribuir a mejorar el valor agregado de un país, al diversificar las opciones para poder vender nuestros productos al mejor precio posible, ya sea nacional o internacionalmente.

En este sentido, los TLCs que Colombia ha negociado, los que está negociando y los que debería negociar a la mayor brevedad con Asia y Oceanía, pueden contribuir a mejorar nuestro valor agregado.

En síntesis, si queremos tener un mayor valor agregado, lo que necesitamos es un mejor Estado y unos mejores mercados. Para ello hay que entender que mejores Estados y mejores mercados se complementan y no se sustituyen y por lo tanto, el foco debe estar permanentemente en identificar en cuál es el nivel de intervención óptima del Estado en cada esfera de la actividad económica, más que en el interminable debate entre el Estado y el mercado. Además, hay que tener mucho cuidado con la obsesión y el uso discriminado de la búsqueda por un mayor valor agregado. Por ejemplo, algunas personas suelen arroparse en los llamados para maximizar el valor agregado, con el fin de capturar políticas públicas para su beneficio individual, por encima del beneficio general.

Maximizar el valor agregado de un sector, no es garantía de maximizar el valor agregado de un país. Abstrayéndonos de externalidades, el objetivo debe ser maximizar el valor agregado de un país a lo largo del tiempo, no el valor agregado de un sector, el valor agregado de un determinado grupo de interés, o el valor agregado de nuestras exportaciones.

En esa misma línea, aplicar políticas que tienen efectos positivos sobre el valor agregado de un sector, y cuantificar esos efectos positivos con el mayor rigor imaginable, haciendo uso de los últimos métodos cuantitativos disponibles, no es garantía de que una política maximice el valor agregado de un país, o tal vez más de fondo, que maximice el bienestar nacional. Un problema adicional con tratar de maximizar el valor agregado de ciertos sectores específicos, es que ello puede terminar volviéndose un obstáculo para el surgimiento de sectores nuevos y con mucho mayor potencial para aportar al valor agregado de un país en el mediano y largo plazo. Por ejemplo, si yo trato de maximizar el valor agregado de las manufacturas, puedo terminar obstaculizando el valor agregado de los servicios, que desde hace décadas ha sido el sector con mayor crecimiento en Colombia y en el mundo.

Por lo tanto, cada vez que uno observe a un político, a un dirigente gremial o a cualquier ciudadano haciendo llamados para mejorar nuestro valor agregado, es importante analizar el contexto para identificar si lo que esa persona busca es el beneficio general del país, o si lo que está buscando es el beneficio de un sector o de un grupo de interés en especial.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA