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EDITORIAL

Cooperativas, más noticias buenas que malas

jueves, 23 de julio de 2015
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Las cooperativas están estigmatizadas por los pecados pasados de individualismo y avaricia, pero juegan un papel clave en posconflicto.

Como ocurre en todos los sectores de la economía, lo que sucede en el solidario no es la excepción a la regla. Solo le aporta a la economía dos o tres puntos porcentuales, una cifra que lo deja muy por debajo de su crecimiento potencial. Colombia es un país con una población cercana a los 47 millones de habitantes en donde la desigualdad social, la ruralidad y la informalidad son tres variables siempre presentes. Todo un caldo de cultivo para que el espíritu cooperativo peleche, se desarrolle y transforme la sociedad desde la base de la pirámide.

En este periódico siempre hemos estado seguros, desde hace seis décadas, que las cooperativas juegan un papel determinante en el desarrollo de Colombia y que son más las buenas noticias que las malas. Creemos que el sector solidario es fundamental en la construcción del tejido social y para avanzar en el emprendimiento, pero para ir con paso firme, debe haber un marco legal actualizado que no solo genere confianza sino que promueva los valores de la ayuda mutua en una sociedad desigual, que es el verdadero espíritu del cooperativismo. La historia económica colombiana está plagada de crisis financieras que han impactado a las cooperativas financieras y de otras crisis, como la de la salud, que les han pasado onerosas cuentas de cobro sobre todo a la reputación del cooperativismo.

Hoy, en el tercer lustro del siglo XXI, son más las noticias buenas que se desprenden del sector cooperativo que las malas. Vemos casos empresariales como el Grupo Coomeva, Colanta, la Universidad Cooperativa o Coosalud, algunos de los mejores ejemplos cooperativos que bien pueden tomarse como casos de éxito que se deben propagar en el resto del país. Pero para lograr un desarrollo, una imitación de modelos exitosos, debe modernizarse y ajustarse a las nuevas realidades el marco legal, el régimen tributario y el control al sector. Por ejemplo, la asociatividad facilita la inclusión financiera, la bancarización y el cobro de impuestos; es la mejor manera de llevarle desarrollo a los focos sociales y económicos en donde no llega la economía formal.

Es tarea del Ejecutivo promocionar el modelo y mejorar el marco jurídico solidario. Desarrollar más la educación cooperativa y actualizar los mecanismos de vigilancia y control para evitar la corrupción. Y en las actuales condiciones, es muy importante evitar la estigmatización, así la historia nos muestre que existieron problemas en el sector solidario por casos aislados que abusaron de la falta de control. Tal vez hay lunares en la actualidad que todavía manchan las cooperativas; pecados de individualismo y ambición de otrora líderes cooperativos, pero eso hace parte del pasado y gracias a las oficinas de control y vigilancia estatales, esos problemas hacen parte del pasado y es menester de la Superintendencia Solidaria que no regresen.
 

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