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viernes, 17 de enero de 2014

A un año de la firma del decreto que subió la tarifa arancelaria de las prendas terminadas e importadas desde otros países, con el fin de que los grandes industriales volvieran a mirar la confección nacional de calidad como una alternativa válida para el comercio; el sector textilero, que representa 17% de la industria nacional en términos de generación de empleo, puede darle la cara al país y a su gente con la creación de más de 70.000 nuevos puestos de trabajo en todas las regiones de Colombia.   

La globalización que había traído consigo un auge significativo en las compras de textiles y confecciones online o presenciales en los principales outlets del mundo, hoy, gracias a estos esfuerzos por cuidar la industria nacional, parecieran disminuir con los amplios resultados que este sector le muestra una vez más a Colombia. Empresarios de San Victorino, el Hueco, Itagüí, por mencionar algunos, han visto cómo a través de esta acertada medida, incrementan sus ventas, tecnifican su producción y formalizan su industria a pasos agigantados a pesar del eterno lobby malintencionado de algunos “grandes” peces que quieren manipular el mercado. 

El camino para la Cámara Colombiana de Confecciones, encargada de agremiar a estos valientes empresarios no ha sido fácil. Entre críticas sin fundamento, ejemplos desobligantes y lamentos interminables de algunos “magnos” empresarios, que prefieren comprar productos terminados afuera del país o insumos para fabricarlos, los textileros que creen en este decreto se han tenido que enfrentar a mesas de trabajo y acuerdos incumplidos por parte de jugadores que evidentemente no les interesa que otras industrias surjan y se fortalezcan. 

Este decreto, fundamentado en estudios con expertos consultores en el ámbito internacional, abogados especializados en comercio internacional, confeccionistas de Colombia y el prestigioso Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico -Cede- de la Universidad de Los Andes, ha tenido desde siempre el respaldo del Presidente Juan Manuel Santos, quien en reiteradas ocasiones ha resaltado las bondades de esta medida. A finales de 2013, en el marco del evento “tejiendo a Colombia”, el mandatario expresó la necesidad de mantener estas medidas a favor de la industria, la formalización de la economía y la reactivación del empleo, lo cual según él, apunta firmemente al desarrollo de la paz. 

Lo anterior además de ser cierto, ya que la gente se ocupa en el desarrollo de diferentes actividades que promueven el fortalecimiento social de Colombia, por lo menos en este sector de la economía; también cuenta con diferentes planes de capacitación para la industria, tecnificación de sus procesos, modernización de sus maquinarias e incluso, y según lo manifestado por el Presidente Santos, acceso a viviendas especiales para quienes trabajan en las fábricas y beneficios sociales tanto para los empleadores como para los empleados.  

Con todas estas ventajas, con un evidente incremento sustancial de los niveles de generación de empleo en este sector, con el fortalecimiento del PIB en la escala de esta industria, es absurdo dudar que ha sido una de las pocas medidas que  han aportado al desarrollo social y sostenible de Colombia. No se entiende pues, cómo grandes y reconocidos gremios como Fenalco o la Andi, no han podido entender su beneficio para país y para los intereses de sus mismos afiliados, no se entiende cómo más de 70.000 nuevos empleos no alcanzan a ser significativos para ellos en un año y sobre todo, no se entiende y no se explica, cómo empresarios externos han vuelto los ojos a Colombia para comprar y llevar a sus países los productos de calidad terminados. 

El Presidente Santos tiene una deuda importante con el país en términos de salud, medio ambiente, seguridad y educación, por mencionar algunas; pero en aras de la verdad, en términos de fortalecimiento de la economía, generación de empleo y formalización de la industria, se ha “dado la pela” para sacar adelante decretos fundamentales para Colombia y su progreso. Desde estas líneas, aplaudimos el decreto 074 y respaldamos a los empresarios que lo han interpretado y acogido con responsabilidad, nacionalismo y dignidad MADE IN COLOMBIA.

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