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Analistas 15/09/2014

Como para alquilar balcón

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo
La República Más
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Transcurrieron en calma las elecciones cafeteras. La elección de varios candidatos que participaron en el paro cafetero, es sin lugar a dudas uno de los resultados más esperados por los observadores y constituye una derrota  tanto para la administración como para todos aquellos que se consideran “la institucionalidad”, y que habían convertido en un hito, frenar la llegada de nuevas fuerzas.

Lamentablemente la meta histórica de participación de 70%, que se habían impuesto los organizadores de las elecciones no se logró, obteniendo un 65,5%, según los boletines de prensa, porcentaje muy similar a 64,7% de 2006 y, a, 64,1% de 2010.

Deplorable no haber defendido los avances tecnológicos, que en la jornada democrática de 2010 aportó 55.070 votos por medios electrónicos, permitiendo situar las elecciones cafeteras a la vanguardia en la utilización de moderna tecnología, que garantizaba transparencia frente al método tradicional, que permite la presión sobre el elector. El resultado marcará un punto de quiebre histórico en la Federación, por cuanto será la primera vez que cafeteros con pensamiento diferente a la línea institucional, hagan presencia como delegados al Congreso Cafetero. 

Por ejemplo, no es para nada gratuito que en la circunscripción del actual presidente del Comité Directivo, Eugenio Vélez (Palestina - Risaralda, en Caldas) hubiese ganado el candidato de Dignidad Cafetera. Lo mismo les sucedió en Antioquia, en donde los dos delegados al Comité Nacional, en estos cuatro años, también fueron derrotados en sus respectivas circunscripciones, obteniendo además una suplencia en cabeza del presidente de la Dignidad Cafetera. En el Huila, quienes respaldaron a la Gerencia fueron derrotados; la denominada “oposición” eligió la mayoría de delegados. De la misma manera en Risaralda los líderes del paro cafetero triunfaron, lo que les permite imponer el delegado departamental al Comité Nacional. 

En otros departamentos también se eligieron nuevos delegados - Dignidad asegura haber elegido 19 de los 90 delegados al Congreso - y en varios municipios el comité local quedó conformado con miembros de esa línea de pensamiento cafetero. Sin duda, un resultado esperado teniendo en cuenta lo sucedido entre 2012 y 2013, pero benéfico para progresar en la consolidación de la verdadera democracia cafetera. Como se puede deducir de estos escenarios, el Congreso Cafetero de noviembre estará “como para alquilar balcón”, por cuanto varios de los delegados reelegidos habían permanecido como simpatizantes silenciosos de las protestas. Fueron contados en los dedos de la mano los líderes que tuvieron el valor de rechazarlas en sus regiones. 

Seguramente va a aflorar la necesidad de reformar los estatutos que han logrado “engavetar” desde noviembre de 2011, cuando se nombró la comisión para reformarlos y adaptarlos a la nueva realidad. Por ejemplo, se hará urgente permitir que cada delegado al Congreso Cafetero pueda votar libremente; hoy sólo puede votar el Presidente de cada delegación departamental en nombre de todos y por lo tanto, se ahoga el voto de los que piensan diferente. Es fundamental que el voto de cada delegado tenga el mismo valor. 

Afirmo el presidente Juan Manuel Santos en Analdex, “ Toda institución necesita irse acoplando a las circunstancias nuevas, cambiantes. Toda institución tiene que irse modernizando o si no se vuelve obsoleta y desaparece”. Este y muchos otros artículos se deben transformar para continuar un proceso de apertura democrática, que garantice que todas las fuerzas participen y convivan pacíficamente dentro del gremio, dado que por fortuna existe solo un interés común: el bienestar de los cafeteros.

La tarea de reconciliación entre los pares de cada departamento será encomiable; la administración debe garantizar que los representa a todos por igual y, los nuevos dirigentes, elegidos democráticamente, deben entender que ya la campaña terminó y que ahora la tarea común es trabajar por los cafeteros que los eligieron.

No se deben desviar de estas discusiones. El nuevo Congreso Cafetero tendrá que ocuparse, precisamente, de recibir del Gobierno Nacional el estudio de la misión cafetera, que seguramente propondrá cambios profundos para bienestar de los cafeteros. Se requiere de gran apertura, proactividad hacia el cambio y liderazgo para convencer a las bases, generalmente temerosas de lo nuevo, sobre la necesidad de explorar otros caminos.

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