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  • Natalia Arteaga

sábado, 12 de abril de 2014

Entre los países de la Alianza del Pacífico hay 42 productos con denominación de origen; y Colombia es quien lleva la ‘batuta’ de la coalición. Tiene 20 registros y 11 son artesanales.

El primero en hacerse a este título en el país, fue el conocido ‘Café de Colombia’ al que la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, le otorgó la distinción en 2005. Entre los otros destacados, están bocados típicos como: el Queso Paipa y las Achiras del Huila.

En el país, la Superindustria le otorga este reconocimiento a los productores, fabricantes o artesanos autorizados que tengan sus establecimientos en la región designada. Solo quienes cumplan con estos requisitos, podrán solicitar el registro especial.

Esta herramienta legal trae ventajas comerciales a quienes la obtengan. Después de que un producto obtiene la denominación, aumenta su demanda, según los expertos, quienes aseguran que los consumidores se sienten más atraídos por la calidad y el ‘pedazo’ de historia de una región, que por lo general, despierta curiosidad.

La denominación de origen es la indicación de un lugar geográfico, puede ser de un país o una región determinada donde se da un producto que por ser originario del sitio y por las costumbres de producción o transformación de sus habitantes, goza de una reputación que lo diferencia de otros semejantes provenientes de otra geografía.

México es el segundo país de la Alianza que más registros de estos tiene. Con 11, se ubica de detrás de Colombia. Perú, por su parte, tiene ocho y Chile, tres.

¿Cuáles son los beneficios que traen este tipo de productos a un país? Según Juan Fernando Córdoba, docente de propiedad intelectual de la Universidad de la Sabana, los beneficios se traducen en dinero. “Un producto que obtenga este reconocimiento le da la potestad al Estado para ser el único que lo explote, lo que podría representar flujos monetarios extras a una economía”.

En esta opinión, Córdoba coincide con Jesús Méndez, abogado experto en marcas y patentes, quien asegura que la importancia de tener productos con denominación de origen radica en la economía. “Si tiene este sello, automáticamente adquirirá mayor valor en el mercado”. Méndez explica que una vez un producto logra la distinción, será imposible que en algún otro lugar se pueda utilizar su nombre para comercializar nuevas cosas. “Aunque un licor tenga la misma preparación que el tequila, por ejemplo, no podrá ser reconocido como tal, sino sale de México”.

Otro especialista que habla sobre las bondades económicas que traen los derechos exclusivos de explotación de un producto es Javier Delgadillo. El abogado, dice que además del impacto que logran los productos en el mercado, los rendimientos podrían verse en lo que dejen los turistas a las economías locales, que por lo general “llaman la atención de extranjeros que aumentan sus visitas a una región relacionada con los productos que han conseguido visibilidad en otros países”.

En 2012, los chinos, quisieron ‘hacerse el domingo’ en territorio nacional, ingresando ‘sombreros vueltiaos’ para comercializarlos muy por debajo del precio que han fijado los Tuchineros y los indígenas Zenú de Córdoba, quienes llevan décadas fabricando el accesorio ‘típico’.

¿Cómo lograron filtrarse en el país, las ‘imitaciones’? Dice Méndez, que la ausencia del registro ante la SIC dio paso para que la aduana no se percatara de ninguna irregularidad.

El presidente Juan Manuel Santos viajó hasta China en esa ocasión con la intención de proteger las artesanías de los Zenú y sentar un precedente para blindar los artículos étnicos en el mercado global.

Actualmente la artesanía se encuentra protegida como ‘Tejeduría Zenú’.

Para Laura Rojas, abogada especialista en propiedad intelectual, la denominación le da ‘peso’ en el mercado internacional a los productos de exportación, especialmente en Europa. Teoría que podría ser muy acertada si se tiene en cuenta que el mes pasado la secretaria de estado para asuntos económicos de Suiza, Marie-Gabrielle Ineichen-Fleisch, se reunió con Artesanías de Colombia, en el Almacén Chicó, para conocer detalles del proyecto Colombo-Suizo de propiedad Intelectual ‘Colipri’. Plan financiado por la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos de Suiza, Seco, con US$3,5 millones, y una contrapartida del Gobierno colombiano de US$500.000.

Colipri tiene como objetivo principal incrementar la competitividad y el valor agregado de los productos artesanales colombianos en la Confederación Helvética. “Creemos que las indicaciones geográficas son claves y lo hemos discutido por años en la Organización Mundial Comercio, OMC. Estamos convencidos que debemos protegerlas. En Suiza ya se encuentra la denominación geográfica de ‘Café de Colombia’ y estamos listos para hacer más”, señaló Ineichen-Fleisch, al equipo de comunicaciones de Artesanías de Colombia.

Las opiniones

Jesús Méndez
Abogado Experto en Marcas y Patentes

“Una vez el producto logra la distinción, será imposible que en algún otro lugar se pueda utilizar su nombre para comercializar nuevas cosas. Aunque un licor tenga la misma preparación que el tequila, por ejemplo, no podrá ser reconocido así si su procedencia es distinta a la mexicana”.

Juan Córdoba
Docente de Propiedad Intelectual de la Sabana

“Los beneficios se traducen en dinero. Un producto que obtenga este reconocimiento le da la potestad al Estado para ser el único que lo explote, lo que podría representar flujos monetarios extras a una economía. Especialmente para el grupo que haya realizado el registro”.

Laura Rojas
Abogada Especialista en Marcas y Patentes

“La denominación de origen le da ‘peso’ en el mercado internacional a los productos de exportación, especialmente en Europa. Que tengan este sello, permite que puedan establecer precios exclusivos en el mercado y esto genera mayor flujo económico a sus fabricantes”.

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