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Analistas 10/05/2017

Cerrando brechas

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria
La República Más
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El crédito en Colombia, por más de década y media, ha crecido a ritmos superiores a los de la actividad económica. Esta dinámica le ha permitido al país incrementar la profundización financiara en más de 30 puntos porcentuales (pp), pasando de 17% a 47,8%, así como apalancar el crecimiento del sector productivo. El sector financiero es, desde luego, una pieza fundamental en el engranaje de los mercados, ya que en la medida en que intermedia la liquidez y elimina las asimetrías de información, aumenta la productividad de la economía y el crecimiento del sector real.

No obstante, se ha encontrado recientemente evidencia que el aumento de la profundización financiera no necesariamente trae consigo beneficios en materia de crecimiento en aquellas economías en las que se observan niveles particularmente altos de profundización. En términos generales, esta nueva postura sugiere que la relación entre profundización financiera y crecimiento económico tiene forma de U invertida, lo cual se conoce como la hipótesis “too much finance”. 

Esta hipótesis ha sido recientemente evaluada y validada para el caso colombiano, encontrándose que en Colombia el nivel de profundización “óptimo”, aquel nivel que bajo las condiciones actuales maximiza el crecimiento de la economía, bordea 58% del PIB, un umbral aún lejano frente a los niveles de profundización actuales (47% del PIB). De manera que, pese al notable incremento de la cartera crediticia en los últimos años, los actuales niveles de profundización así como sus ritmos de crecimiento, no constituyen una señal de alerta o preocupación para las autoridades de política económica. 

Estos resultados proveen, por el contrario, una razón adicional para incentivar la profundización del crédito en el país. De hecho, si Colombia aumenta en cerca de 11 puntos porcentuales la razón entre la cartera y el PIB, las estimaciones sugieren que la economía crecería de manera permanente entre 0,04 y 0,39 pp adicionales por año. Aunque el impacto luce bajo si se toma el límite inferior del rango, no deja de ser significativo teniendo en cuenta que, según estimativos del Gobierno, el programa de infraestructura 4G aportará entre 0,3 y 0,5 pp al PIB una vez se haya culminado.

Estos estimativos demuestran, en efecto, que la economía todavía mantiene una brecha importante en materia de profundización, de allí que resulte imperativo continuar desarrollando medidas tendientes a eliminar las restricciones a la expansión crediticia. Hay que destacar, en este escenario, la flexibilización de las tasas de microcrédito, una medida que ha permitido un incremento en los créditos otorgados en esta modalidad, lo que ha dinamizado la profundización financiera y el acceso al crédito formal en las pequeñas y medianas empresas.

Resulta imprescindible, por ello, seguir avanzando en materia tanto de inclusión como de educación financiera. No podemos olvidar que el desarrollo financiero va más allá del concepto de profundización, por lo que es necesario no solo aumentar el crédito, sino mejorar los niveles de uso y cobertura del sistema, así como el conocimiento de los productos y servicios por parte de la población. Estas tareas continuarán demandando, sin duda, del trabajo mancomunado entre el Gobierno y el sector privado. 

El objetivo, en síntesis, no solo consiste en continuar cerrando la brecha en materia de profundización financiera, sino también en facilitar las herramientas para cerrar brechas en materia de uso de los servicios y productos del sistema financiero.

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