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sábado, 29 de noviembre de 2014

Generalmente el casco se debe cambiar si ha recibido un golpe, pues está diseñado para proteger la cabeza de un golpe (solamente uno). Incluso si parece que el casco no sufrió daño alguno, podría tener una fisura en alguna parte no visible. En otras palabras, un casco golpeado ya no es protección. 

Si a simple vista se nota un deterioro en el casco (fisuras, correas sueltas, etc.) lo mejor es cambiarlo. Sólo un casco en buen estado garantiza protección. Debe ser liviano y muy ventilado para evitar el recalentamiento. Se recomienda utilizar el casco más liviano que nuestro presupuesto permita. Tal vez unos gramos no parezcan importantes pero al cabo de varias horas nuestro cuello lo agradecerá. Debe ser fabricado con materiales de calidad, algo en lo que cualquier tienda especializada nos puede ayudar. 

Invertir en un buen casco es invertir en la integridad física ya que sin duda alguna nos puede salvar de una lesión importante, es decir, nos puede ahorrar “literalmente” un gran dolor de cabeza.

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