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ALTA GERENCIA

Cómo dar un giro a su vida profesional

viernes, 29 de agosto de 2014
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Tener iniciativa es un paso definitivo para acometer el cambio de trayectoria profesional
En apenas tres días regresará a ese trabajo que quizás aborrece, y con un jefe que no le hace la vida agradable precisamente. Lleva tiempo pensando en un cambio, y estos días, cuando llega el nuevo curso, vuelve a plantearse, como cada año, qué puede hacer para cambiar definitivamente su vida laboral.

Sea como sea, por muy ilusionado que se sienta por su posible reinvención profesional y por la búsqueda de un nuevo puesto, no olvide salir bien y de forma elegante de la empresa en la que trabaja.

* No se empeñes en aquello para lo que claramente no está dotado. Pero no se ponga más límites de los estrictamente necesarios. Debe tener muy claro qué quiere en su trabajo; qué es lo realmente imprescindible; a lo que no está dispuesto a renunciar; qué es accesorio.

Debe olvidar los prejuicios que limitan su capacidad de recolocarse. Cambie de modelo y de forma de pensar. Piense, incluso, en la posibilidad de dar un paso atrás profesional que le ofrezca la oportunidad de tomar un camino distinto.

El cambio implica asumir riesgos, buscar apoyos, recursos y, a veces, buenos socios
Piense en su marca personal, en su posicionamiento, y aprenda de los casos de éxito y fracaso disponibles. Y no olvide que este cambio profesional implica asumir riesgos, buscar apoyos, recursos, y socios. No desprecie la posibilidad de seguir formándose, de cambiar de sector o incluso de carrera.

* Olvídese del puesto. Piense en crear valor. Cada vez tiene menos importancia la posición concreta, y más para los creadores de ideas y de valor que trabajan en una organización o por su cuenta. La tendencia será a que cada uno se comprometa con su propio proyecto empresarial, y habrá casos de relaciones laborales concurrentes.

Debe estar preparado para hacer las cosas de un modo muy diferente a como las hacía hasta ahora. Si su objetivo es el cambio, no le queda más remedio que aportar un nuevo valor y presentar nuevas credenciales profesionales, capacidades y habilidades completamente distintas y adaptadas al nuevo mercado de trabajo.

* Fabrique una nueva empleabilidad. El afán por buscar la efectividad y la eficiencia –todo más rápido, más barato y con menos recursos– hace que la competitividad también esté detrás de todos los movimientos en el mercado laboral. Debe tener en cuenta que o es barato o es distinto, pero no puede estar en el medio. Aplicar esto al mercado de trabajo supone decir que o es mano de obra barata o está supercualificado, pero no puede estar en el medio.

Esa tendencia a la eficiencia perjudica a la mano de obra no cualificada (quienes controlan los contadores del gas tienden a desaparecer). Además, cambian las costumbres, y esto afecta a posiciones como tutores o mayordomos. Estamos en otro ritmo de vida (desaparecen los porteros de fincas), hay cambios políticos, se masifican las demandas de productos, se transforman los hábitos de consumo y se dan nuevas tendencias demográficas que provocan la desaparición de profesiones.

Las profesiones no desaparecen realmente, pero se modifican y adaptan a una nueva realidad
Muchas veces las profesiones no desaparecen realmente, pero se modifican y adaptan a las nuevas realidades. Las profesiones (o, más bien, los profesionales) se están especializando para captar nuevos nichos de mercado. Hay que aprender a marchas forzadas a reinventarse, y ha de tener en cuenta que, además, cambia el paradigma de la dependencia –el hecho de que en una empresa te aseguren el sueldo todos los meses–. Como profesional, debe fabricar su propia marca y su empleabilidad. Recuerde que el mercado laboral quiere especialización ahora mismo. Exige experiencia en cuestiones concretas.

* Si quiere cambiar, adquiera nuevas competencias. Se exigen nuevas habilidades que tienen que ver con el liderazgo y el dinamismo, sobre todo en la parte comercial. Es la necesidad de orientarse al cliente, sobre todo en las empresas de servicios.

También debe de tener en cuenta competencias menos individualistas y más genéricas que se muestran cada vez más necesarias, como el trabajo en equipo y la orientación a resultados. Cada vez más, se requieren candidatos con una capacitación financiera y aptitudes administrativas, con independencia del área de formación o especialización. Además, las compañías tienden a seleccionar candidatos con capacidades para alcanzar acuerdos en las negociaciones y mejorar las condiciones coste-beneficio.

* Capacidad de decisión. Por si todo esto no fuera suficiente, debe plantearse también la necesidad de una reacción inmediata ante una situación cambiante como la que vivimos. Las compañías ya no tienen tiempo ni dinero para planes de formación exhaustivos, y la capacidad de decisión se perfila como una virtud necesaria en los candidatos: debe ser altamente resolutivo y es preciso que haya un retorno inmediato de la inversión cuando lo contraten.

* Innovación. No olvide la capacidad de innovación. Está clara la demanda de perfiles orientados hacia la I+D en sectores como el farmacéutico y el industrial, pero en términos generales se buscan profesionales que hayan demostrado creatividad en la manera de obtener sus resultados y que sean muy adaptables a las nuevas situaciones. Es necesario hacer cosas nuevas, inventar productos o servicios, aprender de otros sectores, buscar canales diferentes, importar ideas de éxito probado o crearlas.

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