Bilateralismo entre Colombia y Perú

El encuentro del pasado 30 de septiembre tuvo unas características singulares. La reunión de jefes de Estado tuvo, por primera vez, una ampliación a los gabinetes oficiales de ambas naciones quienes coincidieron en fecha, hora y lugar. El simbolismo de tal actividad es profundo. Pero más que ello, el trabajo adelantado por las carteras ministeriales, que de manera conjunta trabajaron sobre temas como género, ciencia, tecnología, comunicaciones, medio ambiente, vivienda, minas y energía. Esta reunión, sostenida en Iquitos, ha servido para dar continuidad a la profundización de relaciones señalada desde el encuentro de mandatarios sostenido en Cartagena en febrero pasado y por la línea que la Alianza del Pacífico sugiere desde su documento fundacional.

La relación bilateral entre Colombia y Perú es antiquísima. Por tradición, y a pesar de la guerra sostenida por estas dos naciones en la primera mitad del siglo xx, el diálogo ha sido una constante. El hecho de que el Pacto de Cartagena (1969) y la posterior Comunidad Andina de Naciones (1997) los haya puesto en consonancia con el multilateralismo, no ha impedido que el bilateralismo se vislumbre más estrecho al compararlo con otros casos suramericanos. Sin embargo, sería acertado precisar que a partir de 2011, con el primer encuentro desarrollado en el marco de la Alianza del Pacífico todo se hizo más expedito. Los dos Estados, con sus respectivas naciones, están hoy más identificados que nunca. Seguramente un aspecto que deberá trabajarse en detalle es el comercio bilateral. Tal como fue expresado un par de semanas atrás en este mismo espacio, las informaciones estadísticas oficiales (Mincomercio y Banrepública) reflejan un deterioro en el flujo comercial en ambas direcciones. En 2011 Colombia exportó al mercado peruano un total de US$1.322,7 millones, dos años después las exportaciones se situaron en US$1.273,9 millones, lo que a todas luces es un deterioro de las mismas hacia el país Inca. Desde Perú, las exportaciones hacia Colombia para 2011 fueron de US$988,1 millones, y para 2013 estas se situaron en US$837,7. Si bien la balanza comercial presenta un superávit para Colombia (US$436,1 millones), es claro que el comercio bilateral ha presentado una caída que no se debe omitir. Máxime cuando se tenía tan claro que con la Alianza del Pacífico la dinámica comercial iba a presentar ascenso.

Pero no sólo el comercio es tema de trabajo conjunto. También el desarrollo de programas sociales de alto impacto para las poblaciones ubicadas en la zona fronteriza debe abordarse con suficiente seriedad y cautela. El hecho de tener una exótica, cautivante y espectacular, pero peligrosa selva en medio de ambas naciones, es un macro reto. Allí está parte importante de la gente olvidada por ambos Estados. Por y para esas personas tienen que darse los avances.