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martes, 8 de septiembre de 2015

El ataque de las Farc en Tumaco, provocó un derrame de por lo menos 410.000 galones de crudo, equivalente a unos 10.000 barriles, es decir el combustible necesario para tanquear 30.000 camionetas, los cuales fueron a parar a las quebradas Pianulpí y Guisa, que surten el río Mira, uno de los afluentes mas caudalosos e importantes de la cuenca pacifica nariñense, que además surte el acueducto de Tumaco, el cual debió ser cerrado, ya que la mancha negra precisamente recorrió 8.1 kilómetros del afluente que surte el agua potable al municipio.

Si bien desde que se produjo la tragedia ambiental Ecopetrol activo su Plan de Contingencia para contener el derrame con la instalación de cinco barreras y extraer el crudo a través de motobombas, los daños ambientales no pararon allí, pues persiste la amenaza de que la mancha negra de crudo llegue al mar pacifico y cause un daño irreparable a los ecosistemas de la bahía de Tumaco. Según el Presidente Santos  el derrame de crudo “ya se siente en el mar Pacífico, lo cual desata un daño ambiental que probablemente nunca se podrá reparar totalmente” siendo el “mas grave de la historia del país”, al anticiparse que la mortandad de fauna y flora será inmensa.

Esto no solo demuestra que los atentados produjeron un daño ambiental grave para los ecosistemas de Colombia, afectando gravemente la fauna, flora, los peces entre otras especies marinas, ya que el río Mira atraviesa ecosistemas de selva húmeda al sur del país, siendo uno de los más vulnerables y ricos en materia de biodiversidad del planeta, sino que adicionalmente, el derrame de crudo puede afectar el territorio y los ecosistemas de los países vecinos de la costa pacífica, pues es probable que la mancha negra vaya propagándose por el mar. 

Hasta el momento ningún país vecino, ha realizado alguna reclamación por daños ambientales causados en sus territorios a consecuencia del derrame de hidrocarburos en Tumaco o a consecuencia de alguno de los atentados a la infraestructura petrolera que repercuten en los humedales y nacimientos de agua que desembocan al mar, sin embargo cabe preguntarse qué tan posible es que, en caso de que dicho desastre sobrepase las fronteras, los países afectados puedan realizar una reclamación contra Colombia, teniendo en cuenta que bajo sus fronteras y en su territorio se cometieron atentados que afectan otros países. 

Es claro entonces, que los atentados petroleros no son la peor huella que han dejado las Farc  en la naturaleza, y en el país en el ultimo año, sino que además podrían involucrar a Colombia en disputas internacionales con otras naciones afectadas por los actos de barbarie cometidos en contra del planeta. 

Es inaceptable que “las consecuencias no deseadas de la guerra” como llama las Farc a dichos actos, además de afectar la población, los ecosistemas y recursos de nuestro país, ahora puedan envolverlo en conflictos internacionales por atentados que todos los días ponen en tela de juicio su verdadera voluntad de paz.