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Analistas 24/02/2017

Asimetría en las regiones

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor
La República Más
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En la última década Colombia, con desarrollos a ritmos distintos en las regiones, debido a las positivas transformaciones de algunas de ellas, ha mantenido el crecimiento económico. Las regiones con mayor participación son Bogotá y Antioquia con 25% y 13% del PIB Nacional respectivamente, seguidas por Valle del Cauca, Santander, Cundinamarca y Atlántico. No obstante, el crecimiento general en este momento es mediocre.

El Valle comienza a repuntar en su desempeño económico, por el fortalecimiento de sus exportaciones y las remesas. Desde el punto de vista inmobiliario, Cali por ser una ciudad con abundantes suelos disponibles para nuevos desarrollos, se diferencia de la mayoría de las principales ciudades de Colombia, donde hay escasez de suelo disponible, tanto que ha habido de alguna manera especulación en el valor de los terrenos para la actividad de la construcción.

Además, Cali tiene un represamiento en los precios de la vivienda, que por las actuales circunstancias positivas de la región, se vislumbra una valorización superior al promedio del resto del país. Aunado al crecimiento de la demanda efectiva, es posible que antes de un par de años el valor del metro cuadrado en estrato alto llegue a $7 millones, igualando a los más altos de Bucaramanga y Barranquilla.

Santander tiene un PIB per cápita superior a Bogotá y Antioquia. Su desarrollo, especialmente del Área Metropolitana de Bucaramanga, se soporta en el crecimiento y en la capacidad de consumo de la clase media. La educación  de calidad ha apuntalado este fenómeno. Además, Santander que hasta hace poco no hacía parte del mapa turístico del país, hoy es atractivo; descubrir la Ciudad Bonita, visitar el Parque Nacional del Chicamocha y acceder a servicios de salud, son algunas de las razones de sus visitas en crecimiento. 

El renacer de Barranquilla ha sido sorprendente, tanto que hay inquietud sobre la sostenibilidad de su crecimiento. El círculo virtuoso de buenas administraciones municipales, el desarrollo urbano y crecimiento de la actividad edificadora, el mejoramiento de su infraestructura incluyendo la hotelera y la pujanza empresarial industrial, han desarrollado en los últimos años este puerto caribeño y del río Magdalena, corrigiendo el despropósito de haberle dado la ciudad por décadas la espalda.

En contraposición, Casanare, Huila y Putumayo  registraron crecimiento negativo. Situaciones como la disminución en la explotación de petróleo y gas y la reducción de servicios de transporte, almacenamiento, comunicaciones, hotelería y alimentación conllevaron al decrecimiento de su economía. La pobreza en departamentos de baja población es aterradora.

A su turno, la crisis derivada de la corrupción e ineptitud de administraciones locales, han hecho que en algunas regiones se acreciente la pobreza y la iniquidad. Los problemas judiciales de sus desteñidos líderes y la crisis social, son de tal magnitud en la Guajira, que el Gobierno Nacional decidió intervenirla, de forma excepcional, para ejercer las funciones en las materias que le corresponden a lo local, como educación, vivienda e infraestructura sanitaria.

Si bien Colombia cuenta con ciudades región que han tomado impulso suficiente para ser polos de desarrollo nacional, se requiere de un trabajo transversal, liderado por el Gobierno, para sacar adelante las regiones que vienen con crecimiento negativo, eliminar la corrupción y corregir la desigualdad, buscando un crecimiento integral del país.

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