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lunes, 16 de febrero de 2015

La educación no es solo la mejor vía para mitigar los riesgos que con llevan las extremas desigualdades sociales, sino un factor que impulsa como ningún otro el Desarrollo Humano Integral y Sustentable de los individuos y las comunidades. Es por esto que  la mejor forma de reparar la deuda existente con los territorios rurales es construir a partir de  una nueva política pública las condiciones necesarias y suficientes para dinamizar los procesos educativos de la población que allí habita. 

El diseño, la formulación y ejecución  de esta nueva política pública de educación para los territorios rurales debe contemplar al menos los siguientes factores: 

1.Priorización de recursos para la educación rural.   La transformación de los sistemas educativos rurales no podrá realizarse sin una inyección fuerte y sostenida de recursos utilizados estratégicamente para hacer que a partir de la existencia de un servicio educativo de alta calidad se pueda detener la migración que hoy ocurre no solo por factores emanados de la guerra sino de la falta de oportunidades en formación. La nueva política pública de educación para los territorios rurales deberá asegurar al menos la duplicación de los recursos;  esta será la prueba fehaciente de que la sociedad ha reconocido no solo esta deuda sino de que contempla los territorios rurales como un factor determinante en la construcción nacional. 

2. Fortalecimiento de los sistemas educativos rurales.  La educación rural, al menos en el segmento de la básica primaria y secundaria es ante todo una educación pública, que contiene lo mejor y lo peor de lo que puede dar el Estado Colombiano. La nueva política pública de educación para los territorios rurales deberá contemplar las opciones para que además del Estado,  otros actores sociales bajo el marco de las políticas de creación de valor compartido entren a apoyar la transferencia no solo de recursos, sino de experticias a los muy débiles sistemas de educación de los territorios rurales. 

3. Fortalecimiento Institucional.  Las instituciones educativas se vuelven más débiles a medida que se alejan de las periferias de las grandes capitales y de las ciudades intermedias. Es necesario asegurar a partir de la nueva política pública de educación para los territorios rurales que estas instituciones contarán con las fortalezas que en términos de infraestructura, maestros, sistemas de gestión y  de enseñanza, oportunidades de acceso al capital social y cultural cuentan las instituciones educativas que en otros lugares de la geografía nacional y social ofrecen los servicios educativos de más alta calidad. La debilidad institucional es uno de los factores que influyen con  mayor fuerza en la  expulsión de la  población rural hacia las ciudades. 

4. Reingeniería de los Proyectos Educativos Institucionales (PEI).  La educación que hoy se imparte en los territorios rurales está pensada desde los ámbitos occidentales y urbanos y por tanto antes que contribuir al fortalecimiento del tejido social en las veredas y municipios, alienta a los jóvenes a marchar a las ciudades. Los nuevos enfoques sobre ruralidad han abandonado hace tiempo los imaginarios de barbarie, atraso y pobreza desde los que se miraban los territorios rurales. Es necesario que la nueva política pública de educación para los territorios rurales incentive  a las instituciones educativas para que construyan  sus PEI desde  las visiones que ven al territorio rural como un entramado complejo de potencialidades a construir. 

5. Formación de maestros para los territorios rurales.  La formación docente hoy no atiende las necesidades y particularidades de los territorios rurales y es por esto que los docentes que allí llegan generalmente andan en búsqueda de traslado a las zonas urbanas.  La nueva política pública de educación para los territorios rurales deberá contemplar los mecanismos para la formación de maestros rurales para las zonas rurales asegurándoles a los mejores docentes  por diferentes vías el desarrollo profesional, económico y social que hoy obtienen cuando migran de las escuelas veredales a las de las cabeceras y luego a las grandes ciudades. La creación de altos incentivos de diverso orden  atraerá a los mejores maestros a las zonas rurales y asegurará la prestación de un servicio educativo de alta calidad. 

6. Creación de capacidades humanas.   La nueva política pública de educación para los territorios rurales deberá contemplar mecanismos para hacer que las instituciones del estado y por supuesto las organizaciones  privadas pongan a disposición de nuestros estudiantes en su calidad de personas los programas necesarios para que desde el goce de salud física y emocional, de la vivienda digna, la gratuidad total y muchos otros factores de los que hoy carecen, puedan gozarse la educación y hacer de ella un factor de apalancamiento de sus proyectos de vida y de felicidad. La educación es un asunto complejo que no nace, ni se agota en los procesos de gestión de los sistemas educativos y por ello la política debe involucrar a todos los sectores y entes para hacerlos participes y corresponsables de la creación de capacidades humanas en los territorios rurales. 

El postconflicto emerge como una oportunidad que nos brinda la historia para resarcir las deudas que la nación ha acumulado con los territorios más pobres y alejados de nuestra sociedad. Los niños y jóvenes de los territorios rurales son la esperanza de una nueva generación que repoblará nuestros campos y los hará espacios promisorios para la paz y el desarrollo social.  Como sociedad debemos estar a la altura de este desafío histórico.