Adaptarse a globalización e innovación

Vivir en un mundo cada vez más dinámico y globalizado obliga a las empresas a enfrentarse a nuevos retos para lograr ser competitivas en el mercado. Los cambios suceden demasiado rápido y solo aquellas compañías que han construido y cuentan con unos cimientos sólidos son capaces de digerir la vorágine del día a día. Para ello, tener las herramientas necesarias para actuar y para adaptarse a los procesos de globalización, innovación y cambio continuo, son asignaturas obligatorias en este siglo XXI. 

Estas tres materias son complementarias y requieren que la compañía posea una sólida cultura interna, compartida con todos los trabajadores y con valores interiorizados por todos los empleados para conseguir el éxito a largo plazo en las estrategias corporativas y también en las acciones de marketing, ventas o comunicación.

La transformación digital y el desarrollo de la telefonía móvil han difuminado las fronteras físicas y han situado a empleados, clientes y socios en cualquier rincón del planeta. Un nuevo panorama que pone en valor la comunicación interna como herramienta fundamental para la gestión de las organizaciones. 

Los diferentes países latinoamericanos y, concretamente Colombia, están llevando a cabo una ardua tarea en la adaptación de procesos, pero todavía queda mucho en lo que trabajar. Las compañías deben utilizar sus valores como gran ventaja competitiva y aprovecharlos para establecer la base que les ayudará a enfrentarse a los cambios y transformaciones, a un mundo donde las cosas ya se han transformado, donde todo cambia continuamente y a un ritmo de vértigo.

Y si la buena gestión global es determinante, afrontar la innovación con éxito es clave y algo que únicamente se puede lograr si se involucra a todo el equipo. La compañía que asume la necesidad de innovación como objetivo prioritario en su plan de negocio crea una cultura donde el cambio ya no es una estrategia sino que es parte de esa esencia que les diferencia. La comunicación, y notablemente la comunicación interna, desempeña un papel fundamental en este sentido para lograr la involucración de la plantilla y formar equipos alineados con un rumbo fijo. Y este compromiso conjunto en torno a valores y objetivos es imprescindible.

Como fundadora de una consultora de comunicación, con ya 28 años de experiencia en el mercado, he trabajado con cientos de empresas en el diseño de sus acciones de comunicación y creo firmemente en la necesidad de cambiar los sistemas de control (muy frecuentemente obsoletos y en muchos casos ineficaces ya) por la inspiración y el compromiso de las personas. Es cierto que las empresas son humanas y como tal, el miedo al cambio y el recelo a la innovación son sentimientos comunes (todos hemos sentido miedo y respeto al cambio, a lo nuevo, en alguna ocasión), pero una vez superados angustia y temor a equivocarse, se consigue marcar el camino hacia los objetivos estratégicos de una manera más eficiente. Y con más posibilidades de éxito.

Todas aquellas compañías que no quieran perder el paso o ser engullidas por la competencia o perder el paso, tienen que perder el temor a variar los parámetros asentados en su modelo tradicional y tener la capacidad de alertarse de los cambios del entorno para adelantarse a las tendencias. Pero esto no sucede sin un necesario cambio cultural que cuente con la comunicación como compañero inseparable. Una comunicación que sigue experimentando nuevos modelos de acuerdo con el desarrollo del mundo digital y las nuevas tecnologías. Creo firmemente que la comunicación interna, y especialmente los valores, son algo imprescindible para la gestión de las organizaciones.

Nos encontramos con una nueva manera de comunicar basada en la inmediatez, la transparencia y la diversidad de canales para comunicar las novedades de las marcas. La innovación y la creatividad marcan el camino y solo aquellas compañías que sean más rápidas en adaptarse, serán las que se sitúen en cabeza de la carrera.