Abastos mueven 6.000 toneladas al día y negocios por $60.000 millones

Cada día más de 6.000 toneladas de alimento (de las 21,6 millones que se producen al año) circulan en las 12 centrales de abasto con las que cuenta el país, lo que representa negociaciones por $60.000 millones.

Solo Corabastos, en Bogotá, se lleva 40% de la producción nacional, por lo que es conocido como el mayor conformador de precios. Al respecto, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, explica que cuando los productores llegan a vender “no les preguntan cuánto piden, sino que les dicen cuánto les van a pagar”.

Cabe resaltar que lo anterior aplica solo en una situación de sobreoferta, pues cuando hay escasez entra a tener mayor peso la mano del mercado.

Lo cierto es que hay falta de información y, en consecuencia, inseguridad frente a las centrales de abastecimiento, cuya dinámica, en ocasiones, perjudica al consumidor, encareciendo los alimentos, y por el lado de los productores, les dificulta obtener mejores ingresos.

Sin embargo, esta condición no hace parte de la política de la red de centrales sino que es más bien una consecuencia de las deficiencias del sistema. Es por esto que el exministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde estructuró una propuesta para convertirlas en instituciones modernas y competitivas.

El eje central de la transformación estaba en conquistar los mercados internacionales, defender los internos y fortalecer la seguridad alimentaria. La clave: un esquema de información clara y precisa.

El exfuncionario alcanzó a promover parte de la solución en la maratón de desarrollo de aplicaciones para el agro, Agrotón, en el que se planteó el diseñó de una plataforma para consultar el precio al que se compran los alimentos en distintas plazas del país para que el productor tome la decisión que más le favorezca.

Mauricio Parra, gerente de Corabastos, explica que las necesidades de la mayor central del país no radican solo en la estructura física, sino que tienen que ver con que “se tenga información clara de cuántos productos se producen, de dónde provienen, para dónde van, cómo se seleccionan, en qué forma se empacan, cómo se transportan y cómo se comercializan”.

Corabastos cuenta con una base similar a esta, aunque no a ese nivel de profundidad. Es a través de ella que logra consolidar un boletín de precios con los que el Dane elabora el informe semanal del Sipsa. Sin embargo, lo que se pide es una guía de movilización vegetal que podría partir incluso de los resultados del Censo Nacional Agropecuario que se divulgará en diciembre.

Según Parra, es clave que en los procesos de poscosecha se cuente con el acompañamiento del Gobierno. “Si esto no se hace bien, va a seguir habiendo pérdidas de 20% o 30%”, advierte.

El gerente también ha planteado la necesidad de instalar identificación biométrica en las puertas para controlar la cantidad de personas que ingresan y su procedencia. Esto debido a que el problema más grande de Corabastos es la venta informal de alimentos desde los camiones en parqueaderos y pasillos.

La estrategia consiste en que los compradores mayoristas ilegales llegan a la misma hora que los distribuidores para negociar directamente con ellos, saltándose al comercializador que paga $6.000 mensuales por cada metro cuadrado de su puesto. Así consiguen menores precios, pues de los 5.800 locales que se arriendan en Corabastos apenas 30% se otorgaron a productores directamente, los demás los tercerizan.

El representante de la Corporación Nacional de Comerciantes de Alimentos, Rodrigo Garavito, encuentra que esta desorganización es origen de la competencia desleal con el comerciante, “un actor necesario en la cadena”. También denunció que falta gobernabilidad por parte de la administración para controlar a los invasores, a pesar de la presencia de la Policía.

Más opciones de comercialización
Tal como lo propuso Lizarralde, uno de los retos que han adoptado estas instituciones tiene que ver con mejorar la calidad de los alimentos para conseguir nuevos compradores.

El presidente de la Bolsa Mercantil, Iván Darío Arroyave, contó que las centrales de abastos le han solicitado apoyo con asesorías para estandarizar algunos productos.

“Deben trascender a ser un negocio inmobiliario, una solución urbanística, un centro de acopio, organizado”, asegura.

Arroyave dice estar esperando desde hace años que las corporaciones puedan transar en bolsa. “Hemos soñado con unas centrales que antes de la comercialización hagan grandes lotes de productos con las mismas condiciones, porque eso es poder de comercialización por grandes bloques de oferta, así es como funciona el mercado de las flores en Holanda y el atún en Japón”, indica.

La Bolsa Mercantil es la entidad más apropiada para hacer ese acompañamiento, pues ya logró estandarizar más de 3.600 productos con los que organiza subastas, así que ha puesto su infraestructura a disposición de las centrales.

De esta forma, además, se corregiría el desequilibrio entre la oferta y la demanda y, por lo tanto, se lograría una conformación justa de precios.

El ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, respecto a los cambios sobre estas estructuras solo ha manifestado que no venderá la participación que tiene la cartera en ningún caso. “Quiero llegar como socio”, aseveró.

La necesidad de regular los métodos de transporte
El transporte es un factor fundamental pues de sus condiciones depende la calidad del producto final. Al tratarse de la manipulación de alimentos perecederos en alto grado, el esfuerzo debe ser mayor. Las centrales de abasto, como receptoras de estos productos, han sido las más interesadas en el cumplimiento de unos requisitos mínimos de sanidad. Es por esto que han pedido apoyo al Sena, al Invima y al ICA para regular procesos como el empaque y capacitar a los campesinos.

Hoy, algunos alimentos se llevan en cajas de madera rústica o envueltos en papel periódico, pero los compradores incentivan la mecanización del empaque. Para lograrlo se recomienda a los pequeños productores, con menos posibilidades de invertir en este ítem, que se asocien para hacerlo viable.

Las Opiniones

Mauricio Parra
Gerente de Corabastos
“El Gobierno debe darle a las centrales el puesto que les corresponde para que hagan parte de la política agropecuaria del país, pues desde ellas se dinamiza la producción”.

Rubén Darío Lizarralde
Exministro de Agricultura
“El país se merece unas centrales de abasto del Siglo XXI y no organizaciones que se comportan de la misma manera desde hace más de 40 años cuando nacieron”.