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  • María Camila Suárez Peña

sábado, 11 de marzo de 2017

¿Cuáles son los aportes de la educación en momentos de crisis?
La educación tiene varios aspectos, el primero es el de la formación técnica en las profesiones. Ahí hemos hecho una labor buena, somos un referente latinoamericano como educador en técnicas. Los profesionales de las universidades acreditadas salen bien preparados.

Sin embargo, no hemos logrado los estándares internacionales, salvo dos o tres casos en Latinoamérica. Estamos muy lejos en los temas de investigación, patentes e innovación, esta última concebida no en la parte técnica, sino en el valor agregado de los seres humanos como parte fundamental. 

¿En dónde están las fallas?
En la parte de las humanidades, donde la Universidad Sergio Arboleda ha sido un pilar desde hace 33 años. Las humanidades entendidas como la cultura, la ética, los valores y ahora, todo entendido en un entorno de neurociencia. Y a través de ella la inteligencia emocional. El mundo ya ha avanzado, las universidades más importantes, desde Harvard, Wharton, Yale, Stanford, están metidas en entender el cerebro humano para comprender hacia dónde debe ir la educación. 

Desde ese punto de vista le digo que el esfuerzo grande debe ser migrar hacia dar cultura, dar humanidades, entendiendo quiénes son los profesores y quiénes son los alumnos, y ahí es donde al país le falta un camino larguísimo. 

¿Y hablando solo de las facultades de Derecho?
Las facultades de Derecho enseñan lo grueso de esta profesión. Por supuesto, es lo que esperan las firmas de abogados que se haga, es lo que espera el mundo judicial y las consultoras. Y diría que en el país no hay más de 10 facultades que lo estamos haciendo con compromiso, sacando abogados con valor agregado, pero donde debemos afianzar es en el tema de valores y humanidades, y hoy no es posible enseñar sin entender la neurociencia. 

En línea con eso, ¿qué acciones específicas pueden emprender las universidades?
Primero, educar mejor a sus profesores en este tema. Hay que crear grandes talleres de formador de formadores en inteligencia emocional para que el docente entienda que su labor cambió, que la forma como él es percibido también cambió, y que el auditorio actual es diferente al de hace 50 años. También hay que crear grupos de investigación en Latinoamérica y Colombia sobre inteligencia emocional y neurobiología del cerebro. 

Por otro lado, hay que cambiar los programas y hacerlos más flexibles con materias que le permitan a los alumnos entender de qué se trata esto, y eso va desde la nutrición. Hay que volverse más holístico en el tema curricular, hay que meterle deporte a todas las carreras, el deporte como eje fundamental del aprendizaje. Son tareas que puede hacer cualquier universidad, pero no lo estamos haciendo. 

¿Y frente a la corrupción?
Es algo que está de moda, pero que ha sido un tema biológico desde siempre. Si hay corrupción hacemos el código de ética, el código del abogado, nos vamos para misa, nos volvemos parte de grupos sociales donde se refuerzan los valores... pero nadie entra a entender la dimensión del cerebro. 

La corrupción se vuelve un motivador... si existen seres humanos vacíos en su parte humana, si no hay buenos cimientos históricos, culturales y familiares, llegamos a las falsas motivaciones: el dinero fácil, las redes sociales promulgando estilos de vida irreales, entre más rápido lo haga, más tengo que ganar, entre otros. Todo el mundo quiere ser el creador de Facebook, el creador de Apple, y se nos olvida que la vida es un proceso. Y entonces, la corrupción se vuelve un falso motivador para los jóvenes y para los adultos.   

Antecedentes

En cuanto a la relación universidad-empresa, el decano Lucena expresó que “el sector real, salvo contadas excepciones, tiene unos paradigmas del pasado que entran en contravía con lo que quieren los jóvenes hoy y con lo que requiere la fuerza laboral”. Adicional a eso, resaltó que las empresas deben entender que son líderes, y que los líderes deben ser generadores de confianza para la sociedad, “generadores de  un entorno más tranquilo, líderes que entienden a las personas con las que se trabaja. Ese es el papel que está buscando la sociedad hoy”. 

La opinión

Christian Wolffhügel
PHD en derecho penal 
“Finalmente, lo que va a marcar la administración de la justicia, es que quienes la ejerzan sean personas íntegras. El componente humanista y deontológico es decisivo en la formación de los estudiantes”. 

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