miércoles, 6 de mayo de 2015
“Muchas veces cuando alguien dice que estamos a años luz de los tres grandes bufetes españoles -Garrigues, Cuatrecasas y Uría- digo que en términos de estructura es verdad, porque tenemos mucha menos historia que estos tres trasatlánticos y estamos aún inmersos en la construcción de nuestro barco, pero en términos de calidad no es así, y eso lo atestiguan los clientes y operaciones”, asegura. Trabaja a caballo entre Madrid y Barcelona, las dos grandes sedes del despacho, y asegura que su objetivo de aquí a cinco años es que la oficina de la capital de España tenga al menos 40% del peso de la firma, que ahora es de 25% aproximadamente.
“En un lustro aspiramos a habernos consolidado como un despacho nacional, y con mucha más actividad internacional: poder acompañar más y mejor a nuestros clientes fuera”, afirma Roca. Para ello, el bufete ha potenciado sus dos redes, Terralex y Broadlaw, y hace poco ha puesto en marcha un desk para Latinoamérica, “para establecer vínculos y profundizar en cada jurisdicción”. El abogado asegura que “la firma está mirando con mucho interés el modelo que Uría está siguiendo en América Latina. Nos gusta mucho. El modelo de Garrigues es más interesante, pero más caro, y nosotros no tenemos esa capacidad”.
En España, el bufete podría contemplar llevar a cabo fusiones para crecer de forma inorgánica como ha ocurrido en el pasado. “Siempre que haya posibilidad de crear sinergias, lo haremos”, apunta. La fusión que no se consumará será la de la firma con Molins & Silva, el bufete que lleva todos los temas penalistas de Roca Junyent. “El acuerdo que tenemos está funcionando tan bien y estamos tan contentos, que no tenemos interés en integrarnos”, confiesa el letrado.
Gracias a este acuerdo, Roca Junyent ha podido contar con Jesús Silva, uno de los penalistas más reputados de España, como abogado defensor de la Infanta Cristina, junto al propio Miquel Roca Junyent. ¿Beneficia o perjudica al despacho un caso tan mediático como éste? “Un bufete no se plantea los temas de imagen a la hora de aceptar un caso, sino que lo que prima son los intereses del cliente y su defensa”, afirma.
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