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lunes, 20 de octubre de 2014

La primera práctica que hace que los jugadores no sean tan propensos a terminar sus contratos de trabajo incumplidos por parte de los equipos empleadores es la situación que en algunos países se maneja; por ejemplo en México no se contratan jugadores libres, aún si el contrato venció por vencimiento del término, los clubes de manera contundente exigen que el antiguo club se acerque y negocie el jugador.

No son tan drásticos los clubes en otras ligas, pero contratar jugadores que han terminado contrato de trabajo con justa causa imputable al empleador no está bien visto, el mayor temor de un futbolista que le incumplen su contrato para terminarlo de manera unilateral es la dificultad que tendrá a la hora de buscar un nuevo club, hay una solidaridad de cuerpo, a mi modo de ver mal entendida, que acaba protegiendo a los clubes incumplidores y que impide que aquellos que están al día puedan hacerse a los servicios de muy buenos futbolistas.

En Colombia no es una regla absoluta, jugadores como Juan Carlos Henao y José Julian de la Cuesta que están jugando con equipos locales; sin embargo, debió transcurrir algún tiempo antes de que algún equipo intentará contratarlos.

En otras ocasiones los directores técnicos de las selecciones nacionales no pueden contar con estos jugadores, en la actualidad en Colombia esta no es una práctica usada, pero hace algún tiempo los jugadores sabían que si demandaban a un club colombiano tendrían las puertas cerradas para su selección.  

En la actualidad, Santiago Arias a pesar de haber terminado su contrato de trabajo con justa causa jugó el mundial de Brasil sin mayores problemas.

Existe una situación mucho más compleja que ayuda a los clubes a retener sus jugadores; el proceso de transferencia, nacional o internacional implica que el antiguo club informe sobre el estatus contractual de su antiguo jugador empleado y pueda, por poco tiempo, negar la autorización para que el jugador en cuestión sea inscrito en su nuevo club. 

Las transferencias nacionales requieren un convenio deportivo entre los dos clubes implicados y las internacionales la expedición de un Certificado Internacional de Transferencia en la que el antiguo club informa sobre la terminación del contrato de trabajo. Si el club no dice nada o indica que hay contrato vigente (a pesar de ser incumplido por el propio club), la transferencia no se realiza y se deberá acudir en ambas situaciones a una instancia superior para lograr la transferencia.

Esta situación hace que los clubes aún hoy tengan cierto poder de retención sobre sus jugadores, corto solucionable pero al final cierto grado de poder de retención.

Solucionar el tema no es fácil y los jugadores directamente no pueden o no saben hacerlo, ni Fifa ni las Federaciones permiten que los jugadores sin contrato firmen directamente con el club sin pasar por el visto bueno de su antiguo club que siempre está implicado en la transferencia.

El procedimiento para solucionar este tema a nivel internacional implica faxes a Suiza, conocimiento de reglamentación internacional y toma al menos un mes en el que el jugador no puede debutar con su nuevo club; si el torneo ya está en marcha el jugador puede perder mas de cuatro partidos, tiempo en el cual el club que negó la autorización para inscribir al jugador pruebe que hay en realidad un contrato de trabajo vigente. 

Normalmente Fifa expide autorizaciones para inscribir provisionalmente al jugador pero, repetimos, esto cuesta tiempo y dinero a los jugadores y a los nuevos clubes.

Lo lógico, para finalizar, es que un jugador sin contrato de trabajo no requiera de ningún otro ente diferente de su nuevo club para inscribirse y jugar, los eventos en los cuales se contraten jugadores con contratos vigentes sean sancionados de manera vigorosa.